Un hombre pobre se encontró en su camino a un antiguo amigo. Éste tenía
un poder sobrenatural que le permitía hacer milagros. Como el hombre
pobre se quejara de las dificultades de su vida, su amigo tocó con el
dedo un ladrillo que de inmediato se convirtió en oro. Se lo ofreció al
pobre, pero éste se lamentó de que eso era muy poco. El amigo tocó un
león de piedra que se convirtió en un león de oro macizo y lo agregó al
ladrillo de oro. El amigo insistió en que ambos regalos eran poca cosa.
- “¿Qué más deseas, pues?”, le preguntó sorprendido el hacedor de prodigios.
- “¡Quisiera tu dedo!”, contestó el otro
Feng Meng-lung
- “¿Qué más deseas, pues?”, le preguntó sorprendido el hacedor de prodigios.
- “¡Quisiera tu dedo!”, contestó el otro
Feng Meng-lung
Me®
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