lunes, 19 de julio de 2010

Amarse a uno mismo


Amarse a uno mismo es una necesidad tan básica como el aire para respirar, pues sin cimientos no se puede construir el edificio.
Si no te han enseñado a hacerlo a lo largo del proceso de educación que has recibido puedes  aprenderlo ya de adulto por tu propia cuenta. Normalmente no sólo no te han enseñado a quererte a ti mismo, sino todo lo contrario, te han hecho creer que hacerlo es malo, se llama egoismo, y ahora te puede parecer muy lejano y extraño ponerte a cuidarte, quererte e invertir en ti sin sentirte mal.
¿Cómo se hace?
-Piensa bien de ti mismo todo el tiempo
-Actúa con responsabilidad
-Habla bien de ti mismo. Te vas a sorprender si te paras a observarte y empiezas a ser consciente de como sueles hablar de ti “soy un pato, un inútil, incapaz, soy un desastre, me queda fatal, estoy feísimo, etc, etc, etc”. Procura a partir de ahora mismo no pronunciar ni una sola palabra negativa referida a ti mismo. El impacto de estas frases en tu inconsciente es mucho mayor del que puedas imaginar.
-Respeta tu cuerpo.
-Lucha por tu bienestar, por tus metas y no te rindas jamás.
-Selecciona cuidadosamente lo que es bueno para ti, en tus actividades, tus relaciones, etc. Trátate tan bien como tratarías a la persona más maravillosa y que más quisieras del mundo.
-Cree en ti mismo, apóyate, date más y más oportunidades.
-Se comprensivo y compasivo,  paciente  y magnánimo contigo mismo. Perdónate cuando cometas errores y anímate y felicitate generosamente cuando aciertes.
-Una vez que lo consigas contigo mismo estás preparado para hacerlo igual con  todos los demás

Autor: Aurora Jechimer

Me® 

viernes, 9 de julio de 2010

Ritual de Luna Nueva a Creciente para desarrollar una virtud



La Luna se tarda 28 días en dar la vuelta completa a la Tierra desde donde la vemos en cuatro fases de 7 días de duración: Nueva, Creciente, Llena y Menguante.

Cuando nuestra luminaria nocturna se encuentra en su fase de nacimiento o nueva es un momento para poner la semilla de cualquier cosa que deseamos hacer germinar en nuestra vida y eso puede ser una virtud, una idea, un proyecto o algún área de la vida como la buena salud, el trabajo o el estado anímico.
Nosotros, durante los 7 (numero mágico) días de Luna Nueva podemos poner la semilla que nos ayudará a desarrollar una virtud escasa o nula en nosotros. Vamos a poner como ejemplo la paciencia, virtud bastante poco popular entre los hijos de la modernidad ya que ahora todo sucede tan rápidamente que si quieres tener pasto en el jardín de tu casa y tienes prisa –y seguro que la tienes– no esperarás a sembrar las semillas y regar diariamente para verlo brotar y luego crecer, puedes ir a la tienda de jardines más próximo a tu hogar y comprar el pasto ya crecido en pequeños bloques para ponerlos en el jardín y tendrás tu pasto tan verde como el del vecino… Pero hay circunstancias en la vida que hacen preciso tener paciencia -y a veces mucha-  ya que se hace dura la espera! como la de recuperarse de una enfermedad, o para sanar heridas del alma que solo en tiempo puede cicatrizar… o simplemente esperar una llamada o un correo.

Vamos a iniciar este ritual el primer día de Luna Nueva poniendo dentro de un vaso un pequeño papel donde has escrito la cualidad -en este caso Paciencia, pero puede ser cualquier otra virtud- que quieres desarrollar en ti. Sobre ese papel pondrás una pequeña semilla de poroto (frejol, judía) o maíz y encima un poco de algodón sobre el que dejarás caer un poco de agua. Encenderás una vela blanca y te sentarás junto a la mesa en que has puesto la semilla visualizando que la semilla está dentro de ti y es esa virtud que deseas desarrollar y te comprometes ante el Universo a trabajar por desarrollar esa cualidad mientras repites 7 veces seguidas: Luna Nueva y luminosa, permite que dentro de mi germine y crezca (aquí mencionas la virtud o aspecto de tu vida que quieres hacer crecer) y así como tú te vas completando de luz, quiero yo completarme como un ser humano evolucionado… 
Los días restantes te limitarás a agregar un poco de agua al vaso que contiene la semilla y visualizarla creciendo dentro de ti y repitiendo tu petición: Luna Nueva luminosa, permite que dentro de mi germine y crezca (aquí mencionas la virtud o aspecto de tu vida que quieres hacer crecer) y así como tú te vas completando de luz, quiero yo completarme como un ser humano evolucionado…

Completados los siete días se inicia Luna Creciente y pondrás la semilla en tierra, puede ser un el jardín o en una maceta y te ocuparás de seguir regándola todos los días mientras repites: Luna Creciente luminosa, permite que dentro de mi germine y crezca (aquí mencionas la virtud o aspecto de tu vida que quieres hacer crecer) y así como tú te vas completando de luz, quiero yo completarme como un ser humano evolucionado…
Completados los 7 días de Luna Creciente, continuarás con tu vida normal, sin dejar de cuidar tu siembra. Si la semilla brota, crece y da frutos es señal de que estás muy cerca de ver esa virtud en ti…

Haz el ritual con mucha fe y no temas pedir, porque es lo que el Universo está esperando para poder complacerte… Recuerda la importancia de perseverar para no olvidar ninguno de estos siete días en fase Nueva y Creciente…

Con este ritual puedes hacer desarrollar cualquier cosa, aspectos de tu vida como tu vida financiera, la salud, la capacidad de estudiar, ideas, sueños…

Que todo lo que anhelas nazca y se expanda dentro de ti…

Me® 

 Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

lunes, 5 de julio de 2010

Ser Real




Para ser personas reales tenemos que estar dispuestos a comprometernos con nuestra humanidad. Esa humanidad que no nos gusta, que es perezosa, que está cansada, que huele mal, que tiene emociones negativas, que tal vez tenga un vicio, que se enoja, se deprime y busca desesperadamente ser comprendido y amado por el resto.

Para convertirnos en seres reales tenemos que dejar de mentirnos a nosotros y a los demás poniéndonos esa capa de irrealidad al comportarnos como los otros esperan que actuemos.

Vivimos tan compenetrados en como nos gustaría o deberíamos ser que se nos olvida precisamente SER. 

Nos inculcaron desde pequeños que nuestro comportamiento debería  ser irreprochable, que lo ideal era imitar a los Santos y eso nos ha ido transformando en seres falsos, incapaces de mostrarnos tal cual somos. Pretendemos que ignorando nuestros miedos, nuestra rabia, los celos, la envidia, la frustración, el resentimiento o nuestra tristeza, ellos no existirán y los escondemos en lo más profundo de nosotros porque juzgamos esos sentimientos como “malos”. Es así como también nos negamos el amor por nosotros mismos y al impedir amarnos nos vamos abandonando más y más cada día…

Ser reales conlleva todo un aprendizaje o más bien es un desaprender todo lo que nos enseñaron desde pequeños. Nuestra educación se centró mucho en el “agradar” al resto, en querer siempre encajar dentro de la sociedad y es así como empezamos a traicionarnos a nosotros cada día porque, en esa búsqueda de satisfacer a los otros, nos fuimos alejando de lo que realmente somos.
Ahora tenemos que empezar el camino de regreso y empezar a amar lo que somos. Reconocer principalmente nuestra humanidad, aceptarla e integrarla en nuestras vidas así como también reconocer aquella gota de esencia divina que llevamos dentro. Somos yin y yang, luz y sombra, amor y temor… No debemos avergonzarnos de nuestras emociones ya que ellas son parte de nosotros. No juzguemos nuestras acciones de malas o buenas sino que observémonos y aprendamos a conocernos. Cada acto, pensamiento y sentimiento que proviene desde nosotros es una herramienta para saber quienes somos. No te juzgues solo obsérvate, conócete y acéptate…

Desde hoy seremos seres integrales y ya nunca más esos seres fragmentados que fuimos debido a nuestro propio abandono…

Aprender a ser reales es el primer paso de la tarea de amarse uno mismo...


Me®

jueves, 1 de julio de 2010

Eternos sembradores…



Siempre me sorprendo de aquellas personas que esperan cosechar deliciosas uvas cuando lo que sembraron fueron unos desabridos zapallos… y es absolutamente metafórico porque me refiero a quienes esperan que se les de amor, confianza, gratitud o amistad cuando lo que ellos han dado ha sido lo opuesto o algo muy distinto.

La vida es como una gran campo donde podemos crear nuestro huerto. Seleccionamos las semillas que usaremos y las depositamos en la tierra brindándole todos los cuidados necesarios para que broten las hierbas que queremos disfrutar… sería raro que sembraras papas, tomates, maíz y cosecharas porotos, zanahorias y repollos… Sí, sería bien raro… Pero en la vida es justamente lo que hacemos… Vamos sembrando por ahí cosas que no son de nuestro agrado y esperamos cosechar solo lo que nos gusta. Y eso es porque no estamos suficientemente despiertos –conscientes– como para darnos cuenta y asumir la responsabilidad de que nuestra cosecha energética es producto de nuestra siembra y vamos culpando a los demás, a la vida, al cruel destino y hasta a Dios y todo lo que provenga de afuera… La culpa está allá… en otro.

Asumir que somos sembradores energéticos es parte de nuestro proceso de evolución. Es volvernos conscientes de que con cada pensamiento, con cada palabra y con las acciones estamos lanzando semillas al Universo que algún día germinarán y darán los frutos de una cosecha…

Por eso si te estás preguntando el porque de tus fracasos, el porque de tu soledad… si te quejas de la pobreza, si no te sientes querido es hora de revisar todo lo que has sembrado hasta ahora… Y lo bueno es que siempre, en cualquier momento tú puedes cambiar tu siembra por otra que si sea de tu agrado.

Siempre, en cualquier época del año, cualquier día, a cualquier hora y en todo lugar, con todas las personas puedes sembrar simpatías, alegría, amistad, compasión, afecto, lealtad, apoyo, cariño, gratitud, risas, incondicionalidad, paz, amistad, amor, impecabilidad… y todo lo que anheles ver reproducido en tu vida…

Se consciente desde ahora de lo que estás sembrando con cada pensamiento, con cada palabra, con tus sentimientos y con tus acciones –incluso las más mínimas– porque todo es parte de tu huerto energético y tarde o temprano cosecharás tu siembra…

Recuerda que siempre estás sembrando y por eso pon atención a cada una de las semillas que estás poniendo en tu huerto…

Así que si tu entorno carece de abundancia, de amor, de amistades, de éxito, de alegría y de felicidad va siendo hora de que empieces a sembrarlo para poder recibir esa cosecha…

Entonces… ¿Qué decides sembrar?

Te deseo una buena siembra y una abundante y feliz cosecha…

Me® 

 Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

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