jueves, 31 de julio de 2008

Buscar la luz



Observa lo que sucede alrededor vuestro y en el mundo: ¡veréis tantos casos en los que los humanos están ocupados arrastrándose, unos y otros, por caminos en los que sólo pueden encontrar la ruina física y psíquica! ¡Mirad en lo qué se ocupan, en qué se distraen, con qué se divierten, y todo lo que se les presenta para excitar sus deseos!
¡Cuántos ajustes deberían hacer los humanos para encontrar finalmente la buena dirección! ¡Cada día tantas cosas los reclaman, los trastornan, los zarandean! Es por ello que ver claro es la primera tarea que deben emprender: ver claro para hacer una selección y concentrarse en las actividades que les ayuden a ahondar, a profundizar en ellos mismos para descubrir la luz.
Omraam Mikhäel Aïvanhov - Pensamientos cotidianos



Mer

miércoles, 30 de julio de 2008

Almas Gemelas




Todavía hay quienes se preguntan: ¿Realmente existen las Almas Gemelas? Y no entiendo porque es tan difícil de aceptar que dos almas que han caminado mucho tiempo juntas y posean casi la misma información kármica no puedan llamarse “gemelas”.

Cuando has compartido tanto tiempo con alguien empiezas a mimetizarte con esa persona y compartes los gustos, sus alegrías y dolores, algunas opiniones, sentimientos y sobre todo comparten el mismo tipo de energía ya que están vibrando en tonos similares…
No es difícil que estas dos almas sientan el gozo de compartir tanta afinidad y que se comuniquen hasta telepáticamente sin proponérselo… empiezan a ser uno parte del otro y pueden llegar a sentir que juntos son la unidad y separados están incompletos.
Eso solo puede suceder en el nivel álmico ya que las almas están todas interconectadas, pero en el nivel espiritual sería imposible porque el espíritu o la chispa divina que llevamos dentro es única.

Dos almas que se encuentran a menudo durante sus vidas, son como esos viajeros que suelen coincidir – o mejor dicho sincronizar – en aeropuertos y rutas de viajes… Si miramos cada vida como un viaje en nuestro largo aprendizaje tridimensional descubriremos que este viaje no sería tan placentero sin la compañía de algunos seres que llenan de alegría nuestra vida.

Un mito bastante común es creer que el alma gemela es quien solo te trae placeres, alegría y felicidad y no siempre es así ya que el alma gemela es quien más te ayudará a crecer y para lograr eso puede ser quien genere conflictos en tu vida y quizás sea justamente esa persona que menos piensas que es tu gemelo de alma porque han adquirido un compromiso antes de nacer para sacar lustre a ese diamante que todos somos pero que cubrimos con capas de carbón – ego.

Otro mito es que el alma gemela es una y solo una y en realidad puedes tener más de un alma gemela porque son muchas las personas con las que te vas encontrando en cada vida y con varias de ellas generarás lazos profundos de afecto y compromiso.
Si eres escéptico respecto al alma gemela solo te recuerdo que “como es arriba es abajo” y como suceden las cosas en lo practico, suceden en el nivel energético… y el alma es uno de nuestros tipos de energías más  sutiles entonces ¿Por qué no creer en el alma gemela?

Si estás esperando por tu alma gemela para vivir una historia muy romántica, solo te pido que abras tus canales de percepción porque el alma gemela puede estar muy cerca de ti pero dándote otra clase de amor y puede ser tu madre, tu hijo, tus hermano, tu mejor amigo o quizás alguien que no imaginas… como aquel que sientes tu enemigo… porque recuerda que antes de nacer ustedes hicieron un pacto de ayudarse a evolucionar y la manera en que crecemos es a través del dolor y podría ser el momento de que revises las causas del porque  “esa persona” te molesta tanto… tal vez sea tu alma gemela…


Mer

jueves, 24 de julio de 2008

Hazlo tú...




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"Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú.

Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú.

Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú.

Sé tú el que aparta la piedra del camino."

Gabriela Mistral

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jueves, 17 de julio de 2008

El Helecho y el Bambú



No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego.
También es obvio que quien cultiva la tierra no se detiene impaciente frente a la semilla sembrada, y grita con todas sus fuerzas: ¡Crece!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes:

Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo.

Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.

Es tarea difícil convencer al impaciente que solo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que -en tanto no bajemos los brazos -, ni abandonemos por no “ver” el resultado que esperamos-, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

Autor Anónimo

Mer

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