La temperatura ha
bajado notoriamente, y es la hora de encender el fuego interior para entibiar
nuestros cuerpos y calentar el alma y el corazón.
Invierno es siempre
la súplica de la naturaleza para que acudamos al interior, por eso baja las
temperaturas, obligándonos a pasar más tiempo en casa, distrayéndonos menos con
“el afuera” para centrarnos en lo que ocurre dentro de nosotros.
Antiguamente
quedarse en casa era tomar el bordado o el tejido y sentarse junto al fuego
para reflexionar entretanto nuestras abuelas pasaban puntos de una aguja a otra
confeccionando un chaleco, o seguían un dibujo con los hilos para bordar un
mantel, mientras afuera nevaba o llovía. Eran tiempos de mucha conexión con el
alma y de escasas depresiones. La vida moderna trajo el invento de la
tecnología y tenemos tantas distracciones como la radio, la tv, la internet y
otras cosas, que cada vez cuesta más hacer el sagrado silencio para realizar el
viaje interior.
Las largas y oscuras
noches invernales sirven para que las semillas de la creatividad germinen en
nuestras mentes y puedan dar vida a nuevos proyectos. Las grandes ideas se
gestaron en el silencio y germinaron en la oscuridad…
La tierra se nutre
de lluvias para fortalecerse y dar vida a todas esas semillas que cayeron de
los árboles justo cuando el fruto estaba maduro y debía reiniciar su ciclo.
Es hora de reiniciar
también nuestro ciclo con un periodo de silencio y quietud como el que tuvimos
en el vientre de nuestra madre antes de nacer en nuestra primavera interior...
Es así, en el recogimiento, como los árboles permiten que sus raíces crezcan y
se fortalezcan bajo la tierra mientras sus ramas descansan luego de haber
soltado su follaje… Ya hemos soltado y quedamos con los brazos libres para abrirlos
al cielo en actitud de recibir todos los
regalos que el Universo nos trae.
Vamos… ya es hora…
enciende el fuego interior porque ha llegado Invierno…
Me®
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