Es la hora de recordar… Tiempo de hacer memoria. Los recuerdos han empezado a aflorar hacia la
mente y nos conectamos con nuestra esencia divina y con nuestro destino de
grandeza… Hemos recorrido un arduo
camino lleno de escollos y sufrimientos, pero también cargado de belleza y
alegrías… El paisaje no siempre fue agreste, también bellas y perfumadas
flores nos acompañaron.
La vida, con todas sus distracciones nos fue alejando de nosotros
mismos… Olvidamos quienes éramos… Creímos que encontraríamos la felicidad, el
amor, la paz, y todas las cosas bellas ahí afuera en ese mundo material, competitivo
y sagaz. Aprendimos con dolor que no es así, pero seguimos buscando porque
nuestros corazones y almas viajaban sedientos de luz, de belleza, de paz, de
amor… Atravesamos el desierto con fe y
seguimos buscando ese maná que llovía a ratos sobre nuestras vidas y que nos
conectaba con algo superior que era capaz de brindarnos la más dulce miel
cuando nos sentíamos más agobiados.
Justo cuando el camino se acababa, emprendimos el regreso… Iniciamos el viaje hacia el
interior de nosotros mismos y los recuerdos se agolparon en nuestra mente. Recordamos
por fin quienes somos… La alegría se asentó en el corazón, la paz
anidó en el alma y el dolor escapó por la ventana… Descubrimos la dicha infinita y no deseamos
volver atrás.
El sufrimiento no se resigna a abandonarnos y a veces
escudriña por la ventana disfrazado de apego, de orgullo, de vanidad, de
control, de poder, y en todas sus infinitas máscaras pero nosotros ya no le
hacemos caso. Corremos la cortina porque hemos aprendido a vivir sin él…
Ya sabemos quiénes somos… nos conectamos con esa luz que
todos llevamos dentro y no podemos ya vivir en la oscuridad después de conocer
a nuestro ser luminoso… La tierra prometida está cada día más cerca y nuestro
ánimo crece día a día… Nos quedan muchos recuerdos pendientes… pero ha sido un
buen comienzo…
Sigamos despertando nuestros recuerdos y sigamos encontrándonos en este camino lleno de
aventuras llamado “crecimiento” … y no volvamos a abandonarnos olvidándonos en
algún rincón del alma…
Me®
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