Por supuesto que las cosas no ocurren
siempre como nos gustaría. Hay momentos en los que nos parece que perseguimos
algo que no nos está destinado, que nos estamos dando de bruces una y otra vez
contra puertas que no se abren, que esperamos milagros que no llegan a suceder.
Menos mal que las cosas son así, pues
si todo ocurriera como deseamos, en poco tiempo nos quedaríamos sin asunto para
seguir escribiendo el guión de nuestra vida diaria. Dicho guión se nutre de
nuestros sueños, pero, además, se impulsa con la energía de nuestra lucha. Y
como sucede siempre con los guerreros que emplean su energía en el Buen
Combate, hay ciertos momentos en los que es mejor relajarse, y creer que el
Universo continúa trabajando por nosotros en secreto, aunque no lo lleguemos a
entender.
Dejemos, por tanto, que el Alma del
Mundo cumpla su misión, y cuando no nos sea posible ayudarla, la mejor manera
de colaborar con ella es prestar atención a las cosas sencillas de la vida,
como las puestas de sol, la gente que pasa por la calle, o la lectura de un
libro.
De todas maneras, en muchos casos
sigue pasando el tiempo y no termina de ocurrirnos nada excepcional. Pero el
verdadero guerrero de la luz continúa creyendo. A la manera que tienen los
niños de creer.
Y, como cree en los milagros, los
milagros empiezan a ocurrir.
Como está seguro de que su
pensamiento puede cambiar su vida, su vida empieza a cambiar.
Como está seguro de que encontrará el
amor, el amor termina apareciendo.
De vez en cuando, se decepciona. A
veces se hace daño.
Y entonces escucha cómo comentan:
“¡Pero qué ingenuo es!”
Pero el guerrero sabe que merece la
pena. Por cada derrota, cuenta con dos victorias a su favor.
En un interesante y minúsculo libro,
El breviario de la caballería medieval, hay un texto que debe ser recordado en
estos momentos de espera:
«La energía espiritual del Camino
utiliza la justicia y la paciencia para preparar tu espíritu.
Este es el Camino del Caballero. Un
camino fácil y, al mismo tiempo, difícil, pues obliga a dejar de lado las cosas
inútiles, y las amistades relativas. Por eso, al principio, se duda tanto para
elegirlo.
He aquí la primera enseñanza de la
Caballería: borrarás lo que hayas escrito hasta el momento en el cuaderno de tu
vida: inquietud, inseguridad, mentira. Y escribirás, en lugar de todo eso, la
palabra coraje. Comenzando la jornada con esta palabra, y manteniendo la fe en
Dios, llegarás adonde necesitas».
A pesar de todo, a veces seguimos
esperando – con paciencia, resignación, coraje – y las cosas que nos rodean no
se mueven. Pero como éste fue el camino que elegimos, es imposible que las
bendiciones de la vida no estén trabajando a nuestro favor. Cabe, por tanto,
una profunda reflexión sobre lo que conocemos como “resultados”: nuestro destino
se está manifestando de una manera que no llegamos a comprender totalmente –
¡pero se está manifestando! Jorge Luis Borges escribió un cuento magistral
sobre este asunto.
Describe el nacimiento de un leopardo
que pasa gran parte de su vida en la selva africana, pero termina siendo
capturado y llevado a un zoológico de Italia. A partir de entonces, el animal
piensa que su vida ha perdido el sentido, y que ya no le resta sino esperar el
día de su muerte.
Cierta mañana, el poeta Dante
Alighieri pasa por aquel zoológico, mira al leopardo, y el animal le inspira un
verso. Un verso entre los miles que componen La Divina Comedia.
Toda la lucha por la supervivencia
que aquel leopardo trabó, fue para que pudiese estar aquella mañana en el
zoológico e inspirase un verso inmortal, dice Borges.
Al igual que este leopardo, todos
nosotros tenemos una razón – una razón muy importante – para estar aquí, en
este momento, esta mañana.
Relajémonos, por tanto, y prestemos
atención.
Paulo Coelho
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