Un centenar de hojas amarillo-ocre-rojizo han sido
arrastradas por los vientos y llaman a la puerta de mi casa. Barro la entrada
de toda esa hojarasca y pienso en que estas mismas hojas ayer dieron sombra en
mi ventana y hoy se han convertido en juego de la brisa que las reparte por
doquier… ahora son una alfombra otoñal que sirve de entretenimiento a algunos niños que disfrutan
haciéndolas crujir bajo sus pies.
La temperatura ha bajado
notoriamente y un aire más fresco va peinando las ramas de los árboles mientras el
paisaje se va dorando en tonalidades otoñales. No me doy el lujo de sentir
nostalgia con tanto trabajo acumulado en mi computador. Simplemente disfruto de
este tiempo de calma que la vida me regala y me preparo para bajar también mis
ritmos…
El viento sigue regalando esa alfombra verde ocre a mi vereda y pienso en que todos somos como hojas arrastradas por este viento… hojas que en algún momento fueron pequeños brotecitos en una rama y luego brillantes hojas verdes y ahora yacen tiradas en el piso, en secas tonalidades tierra.
El viento sigue regalando esa alfombra verde ocre a mi vereda y pienso en que todos somos como hojas arrastradas por este viento… hojas que en algún momento fueron pequeños brotecitos en una rama y luego brillantes hojas verdes y ahora yacen tiradas en el piso, en secas tonalidades tierra.
Pasamos por la vida dejando algunas
huellas, aunque muchas veces nos negamos a aceptarlo… Nacemos pequeños y
débiles, nos vamos nutriendo del aire, la lluvia, el sol y la tierra para luego
rebosar energías y esplendor… nos mecen las brisas, nos moja la lluvia, nos
alimenta la tierra y nos energiza la luz… para luego ser arrastrados por los
vientos hacia el creador, dejando aquí algunas huellas, quizás muy débiles,
pero el planeta entero ha sido testigo de tu paso por aquí… ¿Cómo quieres ser
recordado? Es tiempo de reflexionar acerca de esa huella que estamos dejando
aquí, en este mundo…
Todos somos hoy como hojas
mecidas al viento… estamos aquí naciendo en primaveras, madurando en verano
para ser recogidos como cosecha en Otoño… estamos de paso y debemos entregar lo
mejor de cada uno…
Sería triste volver un día
a los brazos del Gran Padre/Madre sin haber jugado, reído y bailado mucho.
Sería inútil haber pasado por la Tierra sin haber compartido palabras de
entusiasmo y bellas historias con los demás, sin haber aprendido una lección,
sin haber secado una lágrima en los ojos de otro… sin haber vivido…
La razón que inspira esta
nota es justamente invitarte a la reflexión para que desde hoy te conviertas en
la más bella hoja de árbol que se posó en esta Tierra, la más alegre,
entusiasta y lustrosa hoja… que brilles iluminando el camino de los otros y que
permitas que el viento esparza tu delicioso aroma…
Y sobre todo para que nunca
olvides que somos como hojas de otoño mecidas por los vientos de la vida… Hojas
de Otoño… y nada más…
Me®
Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.
5 comentarios:
Maravillosa reflexión Mer, se me llenan los ojos de lágrimas, y tienes razón... somos como hojas de otoño y algún día seremos el abono para que otras hojas vean la luz.
sublime.......
Hermoso...
Namaste.
Que bello!! y que sabio.
Gracias Mer
Tati
Que lindo y muy cierto en el futuro seremos abono para nuevas semillas, me llego al alma ;)
Que bonitoooooo
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