jueves, 18 de agosto de 2011

Mundo Interior...

Así como los árboles crecen elevando sus ramas hacia el cielo, por debajo de la tierra sus raíces también crecen hacia lo profundo buscando nutrientes para vigorizarse y seguir creciendo. Se diría que el árbol tiene otra vida además de la que nos muestra a todos nosotros y esa es su vida interior… pero nosotros, los humanos, no todos desarrollamos ese mundo interior que nos fortalece desde dentro, la mayoría solo vive preocupado de su desarrollo externo y cuida lo que se ve, descuidando esa parte oculta para los demás pero tan importante para mantenernos equilibrados en el diario vivir.

El mundo interior se gesta en la soledad y el silencio, cuando dejamos de oír lo que proviene desde afuera o ese eterno runrunear de la mente y empezamos a escuchar al corazón, al alma, a la voz interior… a veces basta con un instante de conexión para sentirnos plenos totalmente, pero cada vez se vuelve más necesario encontrar ese espacio donde parece que el mundo se detuviera y nos abriera la puerta hacia otra dimensión… allí entramos en los dominios del alma y todo lo que en el afuera nos parece importante deja de serlo porque nos enfrentamos con el valor real de cada cosa y situación.

Recuerdo que desde niña creé mi universo interior. Me bastaba con cerrar los ojos para encontrarme con lo que yo realmente era y en donde me sentía plena. Ahí nadie podía encontrarme y desde siempre cultivé mi espacio interno, ese jardin secreto, ahí donde nadie más cabía porque lo llenaba yo. Un lugar secreto donde solo permití la entrada a muy pocas personas –me sobran dedos de una mano al enumerarlas– y donde yo me sentía feliz.
Con el tiempo fui cambiando las maneras de llenar ese espacio interior, pero puedo recordar que los momentos en que he disfrutado de mayor armonía han sido cuando me he mantenido conectada a esa dimensión dentro de mi, así como los momentos difíciles llegaron cuando dejé de nutrirme con esa luz interna y me perdí en la penumbra de lo externo.

En el mundo interior le cedemos el gobierno al alma ya que en el mundo exterior el mando lo tiene la mente/ego que es quien se pierde entre lo ilusorio para vanagloriarse de cosas que cuando estamos refugiados en nuestro mundo interior carecen totalmente de sentido.
Conozco muchas personas que me dicen ser incapaces de crear ese espacio, lo que a mi me parece increíble, pero ahora he descubierto que es precisamente porque viven desde la mente y desconectar la cabeza se les hace imposible.

Muchas veces la vida obliga a las personas a desconectar la mente con aquellos procesos que conocemos como crisis: De pronto algún suceso no programado nos descoloca y nos saca del entorno de comodidad para ubicarnos en otro lugar que nos obliga a escuchar al corazón o alma… Ahí uno se reencuentra con lo que es, se abraza, recuerda su origen, se recarga de energías y fluye… lo malo es que una vez pasada la crisis se retoma la vida externa y la vida interior queda nuevamente postergada.

 Debemos aprender de los árboles y poder crecer tanto hacia adentro como hacia afuera. Mucho crecimiento externo, con raíces débiles siempre acarrea enfermedades para el árbol y la posibilidad de que cualquier ventarrón lo arrastre o lo quiebre. Raíces fuertes, bien nutridas y solidas permitirán que enfrenten los rayos del sol, así como de la lluvia y el viento sin conflictos, y hasta con disfrute.

Siempre podemos empezar a cultivar nuestro mundo interior. A veces basta con cerrar los ojos en el metro o en el ascensor para llegar a ese espacio donde nos sentimos tan felices. Otras cuesta un poco más… pero algo que a todos siempre nos ayuda a llegar hasta ese espacio es la meditación…

Te deseo un feliz retorno a ese lugar desde donde provienes y donde nunca más vas a querer alejarte: Tu mundo interior…

Me® 

 Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

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