Despertar, despertar, que el mundo se va a acabar, parece decir
una música ambiental que la naturaleza misma nos ha puesto desde hace un
tiempo. Pero ¿qué es despertar?
Despertar es darse cuenta, tomar conciencia de quienes somos
y para que hemos venido a esta vida… Es todo un proceso que suele durar mucho
tiempo y generalmente es provocado por un
fuerte sacudón que nos hace transformar todo nuestro sistema de valores y
creencias. Ese remezón puede ser una cesantía, un quiebre amoroso, una
enfermedad o cualquier situación imprevista que desordene nuestro plan de vida.
A menudo oigo a algunas personas decir: “es que yo estoy
despierto desde hace mucho” -y les respondo– Bastó que lo dijeras para que
deje de ser cierto -Y claro, porque el despertar es un camino que hacemos y
parece no tener fin. Es como ir subiendo una montaña y llegar a la cima para
descubrir que hay otra montaña y luego otra más… y así… Nunca podemos decir: “Estoy
totalmente despierto”, porque el despertar es un camino y no una meta. Nuestra
meta es la iluminación y para alcanzarla
debemos hacer ese largo camino llamado “despertar”.
La etapa más difícil del despertar es cuando la persona
recién abre sus ojos y descubre que hay todo un mundo nuevo que desconocía…
entonces se transforma en una especie de predicador y quiere hacer que todo el
mundo despierte, logrando generalmente el efecto contrario. Todos conocemos a
alguien que nos impulsa a leer libros, o a hacer actividades “que nos cambiarán
la vida” y no se dan cuenta que el despertar es un proceso muy personal… cada
cual despierta por razones particulares y de un modo determinado que no
necesariamente es la razón por la que tú lo has hecho.
Saber, poseer mucho conocimiento, no significa despertar,
significa solo estar enterado de que en la vereda del frente hay un mundo
distinto pero no atreverse o no querer cruzar. Y es que el despertar también es
opcional.
Hace unos días una amiga que estaba terapeándose conmigo me dijo transparentemente: “Mer, yo no estoy
interesada en despertar, me gusta estar dormida, me encanta depender emocional
y materialmente de mi esposo. Para mi la felicidad es quedarme en casa viendo
novelas y viajar con mis hijos, nada más… no quiero complicarme la vida” y lo
encontré muy válido y sobre todo honesto. Es su derecho y eso me llevó a repensar
en esto del despertar.
Nadie nos obliga a despertar… aunque creo que la vida se
encarga de avisarnos cuando ha llegado
el momento de “darnos cuenta” del verdadero sentido que le damos a nuestra
existencia, pero nos ofrece la opción… somos nosotros quienes decidimos si
despertamos o continuamos dormidos.
Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.
3 comentarios:
Asi es...cada quien despierta a su paso...y en su momento, me e dado cuenta que hasta solemos caer mal y nos tildan de locos o raritos cuando exponemos a otros quienes aun no estan en ese instante de su vida, a que "despierten", que hay un mundo maravilloso detras de esa busqueda..... Interesante reflexion....
Así es Yadita...
pero es una bendita locura, a pesar de que muhas veces desearía dormir profundamente... No estar conscientes, a veces, es una bendición...
Un abrazo...
Decisiones,hermoso cada cual elige libremente y en su tiempo
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