Cuenta la leyenda que antes de que la humanidad existiera, los duendes se
reunieron para hacer una travesura. Uno de ellos dijo:
– Pronto serán creados los humanos. No es justo que tengan tantas virtudes
y posibilidades. Deberíamos hacer algo para que les sea más difícil seguir
adelante. Llenémoslos de vicios y de defectos; eso los destruirá.
El más
anciano de los duendes dijo:
– Está previsto que tengan defectos y dobleces, pero sólo servirán para
hacerlos más completos. Creo que debemos privarlos de algo que les haga vivir
cada día un desafío.
Un joven y astuto duende comentó:
– Deberíamos quitarles algo que sea importante… pero, ¿qué?
El viejo duende
exclamó:
– ¡Ya sé! Quitémosles la llave de la felicidad.
– ¡Excelente idea! -gritaron los
duendes.
El viejo duende siguió:
– El problema va a ser dónde esconderla para que no puedan encontrarla.
El
primero de ellos tomó la palabra:
– Escondámosla al fondo del mar.
– No, recuerda que tienen curiosidad; algún día, construirán un aparato
para poder bajar y entonces la encontrarán fácilmente.
– Escondámosla en otro planeta…
A lo cual los otros dijeron:
– No, recuerda su inteligencia, un día construirán una nave en la que
puedan viajar a otros planetas y entonces la descubrirán.
Un duende viejo, que
había permanecido en silencio, escuchando las propuestas de los demás, se puso
de pie en el centro y dijo:
– ¡Sé dónde ponerla para que no la descubran!
Todos, asombrados,
preguntaron al unísono:
– ¿Dónde?
El duende respondió:
– La esconderemos dentro de ellos mismos… muy, muy cerca de su corazón.
Cuento tradicional
Mer
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