Y justo en vísperas de la
entrada oficial del verano en el sur, amanece frio y húmedo… y por la tarde nos
baña un aguacero. Bendita la lluvia… benditos estos tiempos que nos mojan
también con regalos inesperados y nos empapan con sorpresas…
Es el mensaje que nos
envía desde el Cielo el Maestro Urano mientras se estaciona directo,
avisándonos que nos preparemos porque enviará sobre nosotros un diluvio de insospechadas
oportunidades de crecimiento…
Y ya es verano en estas
latitudes, a pesar del frio y la lluvia… y también es una señal de que nada es
lo que aparenta… que por más que oficialmente sea el tiempo de mayor luz y
calor eso no es lo que vemos… La vida se empeña en enseñarnos a mirar con los ojos del corazón,
con la mirada del alma para poder apreciar lo esencial, aquello que es
invisible a los ojos.
Y la luz se hace presente
no solo desde los rayos que envía el astro rey sobre nosotros sino que también en
el nivel energético. Es el tiempo de mayor conciencia. Tiempo para la claridad
absoluta y para iluminar todas las oscuridades, no solo de nuestra mente sino
de cada rincón del planeta. Ya nada puede permanecer oculto. Se acabó la noche
oscura del alma porque vivimos el periodo del reinado de la luz…
Y verano es el tiempo
luminoso. Los días son largos y las noches muy cortas. Es una estación de
fiestas porque por dentro vivimos la celebración constante de sentirnos vivos,
conectados, cosechando frutos, disfrutando de la naturaleza, compartiendo con
amor… El astro rey nos energiza, vitaliza, recalibra, despierta, sintoniza y
eleva… Es cuando más cerca del Creador nos sentimos porque abrimos el corazón y
cerramos la mente –algunos a eso le llaman vacaciones– y podemos entregarnos al
placer y hacer solo lo que nos apasiona.
Nos vestimos ligeramente,
nos atrevemos a mostrarnos más, así, tal como somos, cubiertos tan solo de
delgadas telas y así también permitimos que aflore nuestra esencia… por eso
vamos más alegres, cantamos, bailamos y reímos más porque cuando el espíritu se
manifiesta no puede haber tristeza o dolor… No necesitamos escondernos bajo
personalidades fabricadas para encajar en un sistema ya muerto… Estamos listos
para mostrarnos y aceptarnos… Somos una humanidad tan diversa. No hemos sido
fabricados como autómatas seriados por mucho que algunos lo crean… Somos la
raza más variopinta de nuestra galaxia… Tenemos todos los tamaños, colores,
texturas, aromas, ideas, gustos, intenciones, energías, temperaturas y
temperamentos, culturas, grados de evolución… etc. No hay nadie igual a otro y
sin embargo somos todos lo mismo… menudo galimatías, pero es así.
Somos Uno cuando
conectamos con lo esencial que hay en todas partes… Uno con el árbol, uno con
el aire, uno con el sol, uno con la lluvia, uno con el amigo, uno con el enemigo…
Uno con la Sabiduría y también con la completa ignorancia… porque allí donde
sintonizo con los demás es porque mi energía empata con el otro y reconozco
algo mío en él… por más que no quieras –queramos– aceptarlo.
Y ahora SOMOS UNO con las
estaciones… Nos hemos transformado en verano porque estamos listos para la cosecha
del alma… Ahí donde recibimos los frutos que sembramos dentro de nosotros justo
al iniciar el ciclo que cerramos hoy…
Sí, ya es verano…
Bienvenida la Luz…
En Amor y Conciencia.
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