¿Te has preguntado alguna
vez porque decoras un pino en Navidad? Y porque comes ese pan con frutos secos?
O ¿Por qué bebes en pleno verano ese trago basado en leche y aguardiente que te
hace transpirar? Y ¿Por qué haces regalos?
Navidad es la fiesta con
que celebramos el nacimiento de Jesús… Su nombre deriva justamente de natividad
y es cuando recordamos que hace mucho tiempo nació un hombre que desarrolló su
Cristo interior y que es uno de los grandes Maestros de Sabiduría.
Me he preguntado muchas
veces si a Jesús le agrada que su fiesta de cumple sea la gran fiesta del
consumismo, donde el marketing es el rey… Y a nosotros nos agrada eso? ¿Nos
hace felices ser parte de este circo de Papá Noel vestido con pieles a pesar de
los 30º reinantes?
Creo que ha llegado la
hora de vivir una Navidad con conciencia y consciencia.
Ya sea que celebremos el
Solsticio o Natividades hacerlo conscientemente, como nos resuene mayormente a
nosotros. Para algunos es un tiempo de recogimiento y reflexión. Para otros es la
gran celebración donde reunir a las familias y compartir. Conozco unos cuantos
que en el aniversario de Jesús le regalan una gran fiesta –con comidas y
bebidas abundante, incluidos también los regalos– a los más necesitados y van a
las cárceles, orfanatos, sitios de mendicidad y les hacen sentir a los más
abandonados del planeta que no lo están tanto, que hay quienes los recuerdan.
Siempre digo en estas
fechas que quisiera dormirme por ahí por el 21 de diciembre y despertar el 3 o
4 de enero para saltarme este festín inconsciente y consumista en donde vemos
claramente como se manipulan las mentes para beneficio económico de quienes
manejan el sistema. Realmente son muy pocos quienes hacen de estas festividades
un espacio para la conciencia.
No es malo celebrar,
tampoco comprar y regalar, mucho menos reunirse con los seres amados en estos
días… Lo que le da un cierto halo de opacidad a estos días es vivirlo de forma
automática y correr a comprar porque “hay que regalar”, o enviar tarjetas
“porque hay que saludar” y todo eso que “hay que hacerlo” sin reflexionar, sin
detenernos a pensar si nos nace del alma o estamos actuando como meros títeres
del egosistema…
Cualquier acción en
nuestras vidas puede volverse luminoso cuando le pones la luz de la conciencia…
Empieza ya a averiguar lo que es para ti la Navidad y como te gustaría
celebrarla… si eres vegano no pongas pavos en tu mesa, si no gustas del panetón
navideño no lo compres, menos lo comas. Si no le encuentras sentido a beber
esos ponches de leche, no los bebas… No tienes que hacer cosas que no resuenen
contigo para sentir que estás celebrando… Tampoco debes hacer cosas para
complacer al resto y evitar que digan que eres “raro”… La rareza se ha puesto
de moda últimamente así que podrías estar muy in siguendo los dictados del
corazón y no los de la moda.
Vive una Navidad
conscientemente y haz lo que más te apetezca… si quieres estar solo/a, será que
tu alma reclama un espacio de silencio porque ha estado demasiado en el ruido
últimamente… Si prefieres comer verduras o helados, nadie te lo impide… Si
quieres hacer cosas distintas ¡adelante! Recuerda que en el cumple de Jesús tú
eres quien selecciona lo que le regalará y no tienes porque hacerle regalos
archirepetidos como elevar un rezo mecánico pidiendo por la paz mundial… Tal
vez debas ir en estos días a abrazar a esa persona con la que estás
disgustado/a para empezar a crear la paz del mundo a través de tu corazón…
En esta Navidad hazte el
regalo de la conciencia… Vive conscientemente y así crearás conciencia, no solo
en ti sino en todos quienes están contigo…
A todos mis queridos
lectores hoy les doy las gracias por ser y estar aquí conmigo… Reciban mi
abrazo afectuoso y mis deseos de seguir caminando juntos por este sinuoso sendero
de la evolución…
¡Feliz Navidad Consciente!
En Amor y Conciencia.
Me®
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