viernes, 29 de abril de 2011

Tejedoras…


Aprendí a tejer antes que a leer… mi abuela era una tejedora de alma. Ella cosía, bordaba y tejía los manteles, las cortinas y las sábanas de su casa. No gustaba de comprar las cosas ya hechas y de algún modo heredé esa costumbre de tener en mi hogar implementos con mi impronta; muebles con alma.

Mi abue decía que nosotros somos como una gran madeja de lana y los palillos, agujas o crochet es nuestra voluntad que con cada puntada (acción) íbamos dando forma al tejido (la vida)… y lo bueno es que siempre podemos volver atrás a corregir un error y deshacer esas zonas que quedaron muy sueltas o apretadas o donde se nos escapó un punto… quizás por eso nunca he tenido miedo de retroceder, de reparar y sobre todo de volver a empezar…

Creo que mi salud mental no se resintió –aún más– gracias a este noble pasatiempo, que ya en la adolescencia se transformó en un trabajo porque tenía encargos de mis compañeras para tejerles sus calcetas, bolsos y chalecos que se usaban en la época. Tejía muy rápido y mis profesoras me permitían tejer en clases porque no descuidaba mis estudios.
Mis primeros tejidos fueron enormes mandalas a crochet que ella luego unía (nunca aprendí su técnica) formando bellas colchas… me obligaba a usar guantes para tejer porque así no ensuciábamos los hilos y ella me daba monedas (no recuerdo cuantas) por cada mandala terminado, por eso siempre tuve mi dinero y no tenía necesidad de pedir a mis padres… incluso hacía regalos disfrazados de préstamos a mis hermanos…

A pesar de que muchas de mis “amigas” me miraron de forma despectiva por tejer ya que esa ha sido una labor atribuida a las minorías étnicas, a los más pobres, o a quienes viven en zonas rurales, siempre me he sentido honrada de poseer este ancestral conocimiento, de haber confeccionado mi vestuario, adornos para el hogar y sobre todo sanar mi alma... Puedo sacar cualquier punto tan solo con mirarlo… y ahora enseño este arte milenario en los centros culturales de distintas comunas de la capital.

Siento que a veces somos como hebras sueltas esperando que alguien o algo urda unos puntos con nosotros, desconocemos que somos la madeja entera y que podemos elegir el tapiz, el chal, la colcha o el chaleco que queremos SER… y la forma y estilo en que queremos ser tejidos…

Los hilos tienen la facultad de unirlo todo ya sea anudando, tejiendo o en-red-ando… podemos crear, unir, remendar, mezclar, combinar… las posibilidades de la tejedora son muchas, especialmente cuando su alma está conectada al infinito y porque desde ahí se nutre del gran poder creador…

De pronto necesitamos des-hacernos, para volver a urdirnos y darnos forma… una tejedora jamás se rinde, nunca deja de reinventarse y nuestros hilos no envejecen, apenas se decoloran, no encogen, conservan la esencia intacta con el paso del tiempo…

Nuestras emociones y pensamientos si que son hebras sueltas que necesitamos enlazar para poder confeccionar un buen tapiz… Si no anudamos cada hebra muy pronto el tejido cederá y se romperá… pero una buena tejedora conoce el secreto para unir y dar forma a todas sus hebras sueltas y manda sobre su pensamiento y emoción… Ella sabe hacer sentimiento…

Una tejedora no sabe perder el tiempo. En sus viajes, sus esperas, en la hora de la siesta o mientras enseña a sus hijos (o nietas) sus manos no dejarán de agitarse moviendo las agujas o el crochet… Siempre está creando algo nuevo con su mente y con sus estambres. Tampoco sabe derrochar… si su tejido dejó de serle útil buscará la manera de reciclarlo y lo veremos convertido en alfombra, en trozo de frazada o en pijama de perro, pero siempre encontrará una nueva utilidad para aquellos hilos que con tanto amor supo anudar…

Y así somos las tejedoras… Tejemos hilos, tejemos lanas, tejemos palabras, tejemos historias… Tejemos la vida… y así vamos Sanando el Alma...

Me® 

 Si reenvías este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

sábado, 23 de abril de 2011

Colores




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"Los colores actúan sobre el alma,

en ella pueden excitar sensaciones,

despertar emociones e ideas

que nos calman o nos agitan

y provocan la tristeza o la alegría."

Goethe

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Me®
 

viernes, 22 de abril de 2011

Otra oportunidad…


Sin importar las creencias religiosas de cada cual o si las poseen o no, estos días de semana santa, son de recogimiento y meditación.
Hoy, viernes santo es el día en que la tradición nos cuenta que el Maestro de Maestros, abandonó el cuerpo para ir hacia la dimensión que le correspondía a su alto estado vibratorio. Desde ese momento dejó abierto un portal para que cualquiera que quisiera evolucionar dejando morir su ego, pudiera cruzar por él.

Una de las leyes universales dice que “como es arriba es abajo y como es adentro es afuera” y es por eso que si ponemos atención veremos que todo lo que sucede afuera, también ocurre dentro nuestro.

Así como la Navidad nos ofrece la oportunidad de renacer, hay muchos otros acontecimientos que nos están dando nuevas oportunidades.

El viernes santo es el día en que podemos que miramos hacia adentro para reflexionar acerca de nuestro propio calvario o vía crucis… Todos llevamos alguna procesión interna y más grande o pequeña nos causa dolor y hasta lágrimas. Nadie está exento del sufrimiento en sus vidas y de nosotros depende quedarnos estancados asumiendo el papel de víctimas del destino o buscar salidas y encontrar soluciones para evitar o aminorar el sufrimiento. Viernes santo es el día en que una parte nuestra se muere para así poder resucitar mañana… en otro nivel de conciencia…

Resucitar es otro renacer. Es ver la vida con ojos diferentes… encontrarle sentido a todo lo que nos sucede diariamente… Es recuperar la inocencia.
No somos culpables de nada porque estamos aquí aprendiendo y tenemos autorización del Universo para equivocarnos hasta que nos salga bien… claro que sin abusar de eso.

Siempre estamos en posibilidad de resucitar… Podemos reinventarnos, dejar morir a ese ser que no nos gusta y permitir que florezca el lado más luminoso nuestro… Todos hemos cometido errores, lo asumamos o no, vamos escribiendo la historia de nuestras vidas con una larga secuencia de errores y esta es la oportunidad de perdonarnos, de perdonar a los otros que también se equivocan ya que estamos todos presos de esta humanidad que nos hace imperfectos…

Recordar nuestra humanidad, revisar nuestra vida, dejar morir al viejo ser, resucitar en la luz, son tareas que no podemos seguir postergando… La vida nos ofrece tantas oportunidades para rearmarnos, para hacernos conscientes y darle un sentido a nuestra vida que no nos podemos quejar… Aprovechemos estas fechas para resucitar a una nueva vida, a una vida más consciente.

Y como dijo alguien que no recuerdo quien es: La luz está disponible ahí para todos, es tu decisión tomarla o dejarla pasar…” y es así…. Siempre tenemos oportunidades de convertirnos a la luz… pero muchas veces las dejamos pasar o nos encandilamos tanto con ella que permanecemos ciegos…

¡Felices Pascuas para todos mis amigos lectores!

Me®

miércoles, 20 de abril de 2011

Por sus frutos os conocerán…



Mucho se habla de chanterío en los temas relacionados con el espíritu y ¿acaso no lo hay en todas las profesiones? Todos conocemos a algún abogadillo dedicado a trabajar fuera de la ley o a un médico que falta al juramento hipocrático, a comerciantes con sus trampas del oficio y ni hablar de algunos sacerdotes que olvidan sus votos de obediencia, castidad o pobreza…

Creo que lo hemos conversado en más de alguna oportunidad a través de este blog: Solo atraemos lo que llevamos dentro y por afinidad o sintonía jamás podremos atraer algo que no esté vibrando como nosotros. Si en nuestras vidas reina la verdad y la transparencia difícilmente atraeremos hacia nosotros a seres poco veraces excepto para aprender a discernir entre lo real y lo confuso. Y eso no es algo tan difícil, solo hay que mantener el corazón en su máximo nivel de apertura para sentir los latidos vibrantes de esos otros corazones que se cruzan a nuestras vidas como maestros ya sea para bien o para nuestro crecimiento.

De pronto me sorprendo viendo actitudes bien poco santas en mis colegas, así como supongo que ellos las ven en mi. Todo es una cuestión de apreciación y entiendo que solo puedo sintonizar con las energías que me son conocidas así que por lo tanto asumo que lo que aprecio en los demás como no santo, es una parte de mi que no actúa en conformidad con las leyes de la espiritualidad y la proyecto en otros.

Cada cual es este aprendizaje de la dualidad se sueña de una determinada manera y eso nos mantiene ciegos para ver nuestros fallos y viene otro ser y nos hace el tremendo favor de espejarnos… ¡y vaya que nos espanta vernos en el otro...!  Rechazamos esa imagen, la alejamos de nosotros, criticamos a ese ser que nos retrata y hasta podemos llegar a desprestigiarlo por vivir en la total inconsciencia…
Ser conscientes es siempre buscar en los demás esa parte que vibra en sintonía conmigo… porque todo lo que llega o está en mi vida es por afinidad vibratoria… y cuando algo se aleja, ya sea porque nosotros le damos la espalda o porque simplemente se va, es porque ha dejado de vibrar en armonía conmigo.

Podemos elegir las vibraciones que queremos en nuestras vidas y yo desde hace mucho tiempo que selecciono las energías que dejo entrar en mi campo y lo tomo como una opción de vida. A muchos les extraña. A otros les molesta y la mayoría no lo comprende, pero también he dejado atrás la importancia que le daba a que los demás opinen de mi. Es mi vida y solo yo puedo decidir como la vivo.

En estos tiempos hay gurúes y maestros de todo tipo, color, forma, tamaño y vibración… De pronto te preguntas ¿Cómo este o este otro gurú puede tener seguidores? Y la respuesta es que cada cual atraerá a los que vibren a tono con ellos. Una persona de elevada vibración jamás elegirá un maestro de vibración más baja a la de ella y puede que las personas de bajo tono vibratorio encuentren a alguien de mayor nivel de conciencia un loco desquiciado simplemente porque no alcanza a comprender la magnitud de su enseñanza ya que sus canales de percepción aún no se abren para las vibraciones superiores. Así como al Gran Maestro Jesús, a quien lo traicionaron sus propios amigos porque les faltó desarrollo de la conciencia… y así les pasa a muchos que mueren como villanos para ser recordados después como mártires..

Y no debemos intervenir en el libre albedrío de las personas… Cada cual está en libertad de elegir a su maestro y tiene todo el derecho a equivocarse no una, sino cientos de veces… Yo me equivoqué varias veces idealizando personas que tenían un muy buen discurso, pero a la hora de volver acción esas palabras solo quedaba flotando en el aire la inconsistencia… Así como descalifiqué a otros maestros para darme cuenta más tarde de que si me estaban enseñando y no supe comprenderlo en su momento…

Y recuerdo una frase que me siempre repetía mi abuela: no te dejes llevar por las palabras, mira las acciones de las personas porque es por sus frutos que se conoce al árbol  y así no más ha sido… Son las acciones las que enseñan por si mismas. Un buen maestro no predica… solo medita y luego practica.

… y una vez más viene a mi mente el Maestro Jesús con su frase: Por sus frutos os conocerán…

Me® 

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