El abandono es una realidad en
nuestras vidas y a todos nos toca vivirlo de una u otra forma.
Cuando decimos niño abandonado
rápidamente nuestra mente imagina a algún bebé dejado en las puertas de una
iglesia o convento, cuando la realidad nos muestra que el abandono es algo
mucho más cercano y ocurre con los animales, con los pequeños, adultos e incluso
con personas de edad avanzada y en sus propios hogares…
Muchos padres, amos (de perritos),
parejas o hijos ignoran a las personas con las que viven. Algo que parece
increíble, pero es real y lo veo a diario. Llegan a la consulta tristes,
deprimidas porque se sienten víctimas del abandono de sus padres, parejas y
hasta hijos. He conocido personas que aparentemente son la happy family y
apenas entran en sus casas cada cual se encierra en su habitación, no comparten
ni en las horas de comidas porque están absortos viendo la televisión mientras
ingieren alimentos y ninguno sabe nada del otro. Eso es abandono.
Pero hay un abandono más común aún
que es el propio abandono; Cuando no somos capaces de vernos, de atendernos, de
rescatarnos… Cuando nos resignamos a la soledad y a la carencia de afecto porque
creemos que tiene que venir otro a buscarnos, a valorarnos, a rescatarnos… y
eso si que es descuidarse.
Abandonarse es el principal síntoma
de la falta de amor hacia uno mismo. Y ese es un tema archirrepetido en este
blog… tal vez porque lo conozco a fondo ya que en algún tiempo yo misma me
abandoné por algún tiempo… pero de ese abandono renací fortalecida porque aprendí el amor
propio, la autovaloración, el cuidarse, consentirse… y todo eso proviene de la
aceptación de uno mismo.
A diario somos bombardeados por
la Tv, redes sociales, revistas, afiches publicitarios por imágenes de cómo
debemos ser, como debemos vestirnos, cuanto debemos pesar, como tener la
dentadura perfecta, las cosas que debemos hacer… y de pronto descubres que todo
eso que debieras ser para los medios, o lo que otros esperan de ti no te gusta
y no quieres convertirte en eso porque prefieres invertir tu tiempo en otras
cosas… y empiezas a quedar de lado porque te conviertes en la “freak” del grupo
porque no quieres pintar tus uñas… o porque no te gusta poner color camarón en
tu piel para lucir bronceada… o te niegas a ir al gimnasio porque con todo lo
que caminas (porque tampoco tienes auto) te parece suficiente ejercicio…
Si eres del grupo de las freak no
está nada malo en ti… más bien está malo que los demás crean que todos estamos
obligados a ser de una determinada forma… como muñequitos creados en serie.
Todos hemos visto esas películas
jolibudenses que entregan el mensaje de que quien es diferente sufrirá el
bullyng… y como son pocos los valientes capaces de soportar el maltrato de
otros, muchos fingen encasillar en los moldes sociales…. Eso también es
abandonarse.
El mayor abandono que puedes
hacer de ti es no permitirte ser tú mismo… es traicionar tu propia esencia para
entrar en el molde que ha hecho la sociedad para ti y para todos…
Amarse no es solo cuidar de tu pie,
tu cabello y de contraer enfermedades… Amarse es respetar tu propia esencia y
tener el valor de ser fiel a ella. Por eso si viniste a ser Rosa no finjas ser
Jazmín… recuerda que tarde o temprano tu aroma te delatará…
Así que si te has abandonado,
estás a tiempo de animarte, de darle sentido a tu vida, de amarte, acariciarte
y autocuidarte. No esperes que venga otro desde afuera para que “te salve” y
todo cambie… Eres tú quien se salva, se levanta y reconoce la maravilla de
estar aquí… Eres un SER hermoso que vino a este mundo a iluminar con su luz… no
la sigas escondiendo…
Me®
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