Tu dolor es la
ruptura del caparazón que encierra tu
entendimiento. Así como el
hueso del fruto debe romperse para que su
núcleo pueda exponerse al sol, así tú debes
conocer el dolor. Y si pudieras
mantener tu corazón maravillado ante los
milagros diarios de tu vida, tu dolor no te
parecería menos maravilloso que tu alegría. Y aceptarías
las estaciones de tu corazón, así como
siempre has aceptado las estaciones que pasan sobre
tus campos. Y observarías con serenidad a través de
los inviernos de tu sufrimiento. Gran parte de
tu dolor es tu propia elección. Es una poción
amarga con la que el
médico que hay en ti cura tu ser enfermo. Por lo tanto,
confía en el médico, y bebe su
remedio con silencio y tranquilidad: porque su
mano, aunque pesada y dura, está guiada por
la mano tierna de lo invisible, y el cáliz que
trae, aunque quema
tus labios, ha sido hecho del barro que el Alfarero
ha humedecido con Sus propias lágrimas sagradas.
Osho
Me®
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