He hablado varias veces de el perdón en este blog ya que he ido adquiriendo
mi propia visión respecto a él.
Perdonar es una energía tan de la
era que estamos abandonando. El tiempo pisciano necesitaba de una formalidad, de
un rito que permitiera borrar errores y faltas cometidas, por eso crearon el perdón… El nuevo paradigma no necesita de pedir o conceder perdón a nadie ya que:
¿Por qué perdonar?
¿Quién soy yo para perdonar si
cada persona que llegó a mi vida fue para aportarme una experiencia nueva que
me permitiera aprender más?
¿Cómo puedo sentirme ofendida por
algo que yo misma elegí vivir?
Sería muy fácil convivir entre
nosotros si viviéramos desde el alma y no miráramos todo a través del ojo del
ego.
El alma acepta y
agradece cada experiencia que le permite incorporar
algo nuevo para crecer… Es el ego quien se ofende porque lo miraron mal –y más aún
si no lo miran– porque no lo invitaron, porque le dijeron unas cuantas
verdades, porque hablaron mal de él, porque le dieron el trozo de pastel más
grande a otro, porque no lo llaman para el cumpleaños, porque no reconocieron
sus méritos, porque lo abandonaron, porque le mintieron, porque prefieren a
otros, porque no gana lo mismo que su jefe, porque no tiene dientes perfectos,
porque esto y porque lo otro… y es que el ego vive en el paradigma de la
separación: No es consciente de que somos todos una unidad de almas que
buscamos llegar al espíritu.
El Alma, por el contrario, vive
conectada al Todo y sabe que estamos unidos por hilos energéticos que causan
que cada cosa que le suceda a uno le ocurra también a todos… de diferente
manera, en su propio nivel de conciencia, afectándole a cada uno en distintas áreas, pero todos experimentamos lo que está pasando con el resto de la
humanidad.
Ser conscientes de que todo lo
que vinimos a vivir en este mundo es como cuando nos matriculamos en la
Universidad y elegimos las materias que aprenderíamos cada año de estudios nos
vuelve un tanto inmunes a las ofensas… Comprendemos que estamos aprendiendo y
agradecemos poder pasar por eso...
Todas las experiencias por las
que pasé y las que vendrán, las lágrimas que he derramado, también las
carcajadas que me han brotado. Todas mis alegrías y dolores son los que elegí
experimentar en esta encarnación… Las traiciones vividas fueron minuciosamente
planeadas por las almas como quien prepara el guión de la obra que saldrá a
representar…
Cada camino que se presentó ante
mi, cada situación en la que me vi envuelta, cada nueva experiencia, cada
persona que entró en mi vida fue un maestro que mi alma atrajo hasta mi. Lo
pactamos desde hace mucho. Antes de nacer ya sabíamos que personas nos
acompañarían. Tantas reuniones de almas que tuvimos que realizar para concretar
esta encarnación que no podemos perder el foco y olvidar el objetivo. Vinimos a
trascender y no quedar pegados en la vieja herida del perdón.
En realidad no hay nada que
perdonar. Por qué perdonar por algo que yo misma pacté con otra alma venir a
aprender? ¿Cómo pedir perdón a alguien si estamos cumpliendo el pacto de almas?
El perdón no se busca… llega solo
y es ese estado en que trasciendes al ego y nada puede ofenderte… llega cuando reconoces que nunca hubo nada que
perdonar, que solo había algo que aprender y comprender…
Por eso, en esta Era se practica la
aceptación y el agradecimiento… aceptación de que todo lo que sucede en mi vida obedece
a un bien mayor y el agradecimiento por poder pasar por esa experiencia para
seguir creciendo.
Por eso amigos lectores, ha llegado la hora de soltar esa cadena de pedir o conceder perdones… Acepta… Agradece…
No hay nada más…
Me®
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