Cada día cuesta más estar a solas con
nosotros mismos. La vidas nos lleva… nos dejamos arrastrar por los eventos
cotidianos y nos cuesta tanto negarnos… me ha sido necesario sacar un talento
que tengo bien guardadito: Saber decir que no… Lo usé :dije ¡NO! y dejé de lado
unas cuantas invitaciones, especialmente la de pintar los días viernes que es
mi pasión… elegí quedarme conmigo
misma y aquí estoy… en la playita… sola, en una bella casita con vista al mar,
no sin un poco de miedo cuando hay viento y llueve… pero he abierto mi mundo
interior y hasta he visto a Dios asomado a la ventana haciéndome guiños…
A la gente le cuesta comprenderme en esta
faceta mía de ermitaña, ya que conocen mi ego social y creen que soy toda para
los demás - y con tantos planetas en la Casa 7, lo soy - pero la soledad también es mi amiga… y es que
de tanto vivir hacia fuera y de relacionarme con gente durante tantas horas al
día termino semi chalada - o totalmente - y cada tanto necesito recargarme de
energías y es cuando mi alma me empieza a pedir un tiempo a solas conmigo… y yo se lo concedo, cada vez
con más gusto.
Este año no traje internet y disfruto
leyendo, paseando, escribiendo, haciendo videos… y sobre todo meditando… No se imaginan
como me he sanado… Ni siquiera me he preocupado de cocinar porque los lugareños
me traen todos los días el almuerzo preparado ¡Delicioso! Y solo me preparo una
tizanas y gozo a concho este encuentro conmigo
misma.
Este mundo de los sentidos me resulta cada
vez más agotador. Hemos creado un modo de relacionarnos tan artificial que
debemos frenar constantemente el fluir de nuestro SER para no parecer
inadecuados y vamos perdiendo la visión de lo que realmente somos. Olvidamos constantemente que la vida es solo un
viaje en estos cuerpos que son nuestras naves y nos desconectamos de la fuente.
Si nos aceptáramos como seres espirituales, nadie
tendría necesidad de escaparse para cargarse de vez en cuando… Seríamos
constantemente retroalimentados por los otros y por este pródigo Universo.
El río fluye… el viento fluye… las olas
fluyen… la vida fluye… ¿Por qué no podemos fluir naturalmente nosotros…?
Y bueno… yo sigo aquí conmigo…
Hasta pronto… Volveré junto con las Hadas y
las flores: en Primavera
Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.
2 comentarios:
Es necesario el reencontrarse con uno mismo, tener esos espacios y esos tiempos y disfrutarlos porque alimentan el espíritu y nos hace renacer.
Así es Carolina...
Un abrazo y gracias por estar...
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