jueves, 7 de junio de 2012

El Perdón


 Recuerdo en mi adolescencia haber presenciado en mi colegio la obra Romeo y Julieta y al finalizar la actuación aparecían Romeo y Paris abrazados saludando al público… fue mi primera reflexión acerca del perdón… Porque todos hablamos del Perdón y la mayoría opina que debemos perdonar para liberarnos de la pesada carga del rencor… pero yo me opongo terminantemente a esa postura ¿Por qué perdonar? No hay nada que perdonar porque nadie ha hecho nada en tu contra… eres tú mismo quien se lastima por escuchar los lamentos del ego.

Vamos a regresar en el tiempo para recordarte que has sido tú, en compañía de todo un equipo quien ha esbozado esta encarnación y las otras que has tenido. Tú elegiste la obra que interpretarías en el gran teatro de la vida y has decidido las experiencia por las que pasarías… Escogiste con dedicación a cada uno de los que representarían el papel de tus enemigos o adversarios… Juntos acordaron sacar lo mejor del otro y salieron al escenario –nacieron– a representar su mejor papel… pero la vida terrena nos hace perder conciencia y por eso olvidamos para que hemos venido y con quienes trabajaremos en pulir ese diamante en bruto que somos tú y yo.

Estamos aquí en la Tierra, encarnados en un cuerpo experimentando la vida humana y como aprendices de las más diversas materias. Esta vida es como la obra que hemos elegido interpretar para aprender lo más difícil: a relacionarnos con los demás desde el corazón o el alma.

Relacionarnos desde el corazón cuesta mucho porque tenemos tantas capas, tantas corazas que nos cubren y siempre es más cómodo relacionarnos desde la mente y compartir con los demás información en vez de sentimientos… pero la energía de los tiempos venideros son más amorosas que intelectuales y pedirán en nosotros relaciones de sentimientos verdaderos ya sean filiales, fraternales, amistosas, maritales o sociales…

Ver enemigos en los demás es vivir profundamente dormidos, haber perdido la conexión con el alma y no recordar lo pactado al venir juntos en esta encarnación.
Ese “enemigo” es en realidad un maestro que ha elegido ayudarte a desarrollar alguna capacidad y por eso se presta para ser tu adversario. Si pudiéramos elevarnos por sobre la condición humana veríamos tan claro todo y nos evitaríamos muchos sinsabores… pero es parte del trabajo que debemos hacer en la tridimensionalidad descubrir también que somos una dualidad y siempre estamos optando entre vivir cada experiencia desde el alma o desde el ego.

Por eso considero que el perdón es una de las artimañas que tiene el ego para mantenerte controlado… Es cierto que uno debe pedir disculpas cuando reconoce que se ha equivocado, pero de ahí a estar encadenados –desde ambos lados– por el perdón distan unos cuantos años luz…

Convéncete desde ahora que no tienes que perdonar a nadie y nadie debe perdonarte… Te liberas de la rabia o el rencor aceptando que “la herida” que crees que te han causado te la haces tu mismo al quedar encadenado en esa supuesta ofensa.
Si miras para atrás descubrirás que muchos de los “agravios” que te han causado han servido para darte un impulso hacia algo nuevo y en vez de quedarte vibrando en las bajas frecuencias del resentimientos, debieras empezar a sintonizar con las elevadas vibraciones de la gratitud.

Por eso hoy, desde mi más profundo sentir quiero darle las gracias a todas las personas que me lastimaron, me ofendieron, me criticaron, me calumniaron, me traicionaron y me vilipendiaron… ¡Gracias! Porque de todas esas experiencias extraje profundas enseñanzas que me han ayudado a buscar por los caminos del espíritu y convertirme en el ser que ahora soy…
Gracias porque se que yo los elegí para poder cerrar algún ciclo y empezar buscando por otros caminos…

Gracias porque no tengo nada que perdonar a nadie…

Me® 

 Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

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