Vamos por la
vida pensando que ocurren pocas cosas dignas de celebrarse. Ponemos la atención
en los grandes acontecimientos como nacimientos, bautizos, bodas, aniversarios,
viajes… y no somos capaces de apreciar el gran regalo que nos ofrece el día a
día.
Podemos cambiar
nuestra forma de mirar las cosas y empezar a descubrir la magia que tiene lo
cotidiano, aún en lo que nos parece intrascendente.
De pronto
esperamos tanto tiempo para celebrar algún acontecimiento que cuando el momento
llega ya no hay motivos para celebrar… como le pasó a mi abuelo que se pasó la
vida juntando trozos de baldosas y azulejos de todos los lugares que visitó para
hacer un Gaudí (mosaico) en la entrada de su casa y no pudo realizarlo porque
le sobrevino una muerte repentina cuando yo tenía 14 años… o a mi cuñada
recientemente, que esperó tantos años el divorcio de mi hermano (fallecido hace
4 meses) para poder vivir con él porque le parecía indigno la convivencia sin
estar casada… y se quedó llena de arrepentimiento junto con su vestido blanco y
sus zapatos guardados en el armario, como un recordatorio de que hay que vivir
la vida momento a momento…
Un viejo
proverbio oriental reza: Estás aquí de paso, detente a
mirar las flores… y eso es
algo que mi perro me enseña todos los días cuando salimos de paseo. El no lleva
prisa y disfruta de pisar la hierba, de seguir el vuelo de una mariposa, del
color y el aroma de las flores… se detiene a mirar a los otros perros que
también pasean y se huelen mutuamente en ese diálogo perruno que solo ellos
entienden y se deja acariciar por todas las personas que se cruzan en su camino
para regresar a casa satisfecho y cansado y echarse sobre la alfombra a
dormitar por un buen rato… Cuando siente ganas de rascarse lo hace, si quiere
perseguir a los pajaritos que bajan a beber su agua lo hace sin pensar en lo
que dirán los demás… El simplemente vive y en eso es mi maestro.
La falsa
creencia de que no hay tiempo para nada es solo un bloqueo que nos impide
disfrutar. Si hay tiempo y es ahora, no es mañana, ni esta noche, ni en 10
minutas más ¡Es ahora! Y si dejas pasar este momento no lo recuperarás jamás.
No quiero ponerme dramática pero ¿Qué pasaría si me dijeran me queda poco
tiempo de vida? Disfrutaría… Pues entonces empecemos ya a vivir la vida como si
fuese el último día… Nadie sabe cuando se hará efectivo el pasaje de retorno al
hogar…
Nos montamos
todos los días en el lomo de la prisa y así dejamos pasar todas esas maravillas
que le dan sentido a nuestra existencia… porque lo más bello y verdadero son
pequeñas cosas como la sonrisa de un niño, descubrir que tu jardín está
floreciendo, ver la Luna brillando, mirar los ojos de tu fiel canino, recibir
una llamada inesperada, un paseo por la
playa, encontrar una nota de alguien que amas en tu escritorio, recibir una
invitación, que recuerden tu santo o cumpleaños… que alguien prepare tu postre
favorito…
Simples cosas
llenan nuestro corazón y son lo que le da sentido al vivir.
Los invito a
todos a abrir desde ahora todos los sentidos –incluido el sexto– para descubrir
que todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor es un regalo irrepetible…
¡Disfrútalo!
En Amor y
Conciencia.
Me® Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.
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