jueves, 17 de febrero de 2011

Avanzar...



A medida que avanzamos por la vida y nos convertimos en adultos vamos perdiendo toda esa frescura que teníamos de niños. Dejamos la inocencia olvidada en algún rincón del cuarto de juegos. Nuestro tiempo de divertirnos se fue con los amigos del colegio. Esa espontaneidad que tanto nos celebraban, ahora es motivo de reprimenda…

Poco a poco vamos ganando en miedos, ansiedad, estrés, egoísmo, neurosis, preocupación por la apariencia, represión, fingimiento y perdemos en pureza, honestidad, sonrisas, sencillez, alegría… “Es es el precio que debemos pagar por convertirnos en adultos” –nos dicen los mayores– y nos convencemos de que es así, aunque internamente sentimos que podría ser distinto.

Y así vamos retrocediendo mientras soñamos que avanzamos…

La idea de nuestra educación es que nos convirtamos en seres mecánicos, con respuestas aprendidas para cada cosa y poco a pocos abandonamos toda la frescura y naturalidad con la que llegamos a este planeta.

Decir lo que pienso?  Dificil…

Expresar esto que estoy sintiendo? Imposible…

Es así como nos vamos alejando de nuestra alma y perdemos el contacto con nuestro interior… Las respuestas están afuera: las dicen los padres, las autoridades, los famosos, los libros, la televisión… ¿Para qué pensar? Y así es como nos enseñan a avanzar…

Afortunadamente no todo está perdido porque siempre podemos hacer el viraje para retomar el camino del alma que es el que nos lleva a avanzar en realidad hacia delante y dejar de soñar que avanzamos y empezar a hacerlo en realidad. Podemos recuparar la inocencia que algún día perdimos y salir al encuentro de nuestro niño interior para tomarlos de la mano y pedirle que nos guie en el camino.

Podemos volver a reir a carcajadas mientras elevamos globos por los aires o saltar sobre el colchón de la cama, sin temor a reprimendas… podemos comer algodón de azúcar embadurnándonos la cara sin culpas… podemos volver a ser auténticos… y felices…

Ahora las energías invitan a reencontrarnos con ese ser que habita en nosotros y que está en constante comunicación con el alma… y como siempre es nuestra decisión aceptar la invitación o no.
¿Te atreves?

Quieres volver a la inocencia?

Lo que es yo ya estoy jugando todos los días como una nena con el word de mi computador, con pinceles y telas, con música y guitarra, con la voz y el canto… Yo juego porque me siento libre y, aunque para muchos estoy retrocediendo, tengo la certeza de que voy avanzando…

Me® 

 Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

3 comentarios:

liz dijo...

Awww me encata la idea de volver a encontrarme con mi infacncia con toda esa paz y felicidad me encanto el blog gracias abrasos

María Beatriz Genesio dijo...

estoy totalmente de acuerdo con lo que dice, es más justamente anoche un conocido me dijo, te observe está noche y sos una niña grande....le dije que me diga que es eso? me dijo que tengo un carácter con chispa...que me río, hago reir...justo lo que dice ahi, se trata de ser así, sin dejar lo que son nuestras responsabilidades, no dejar de ser niñ@, de ser un@ mism@...si no faltas respeto ni dañas a nadie..

FRAN dijo...

QUE BELLO PRECIOSA, COMO TODO LOS QUE ESCRIBES.
YO TAMBIÉN HOY EMPEZARÉ A AVANZAR,

UN ABRAZO DESDE LIMA.

FRANCESCA

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