viernes, 7 de noviembre de 2014

El primer día del resto de nuestra vida



Habiendo pasado la Luna Llena y hecho nuestro trabajo de cerrar ciclos, nos encontramos como recién nacidos, viviendo su primer día en el planeta y la incertidumbre y el desconcierto abundan por doquier…

Sí, puede que nos sintamos algo perdidos porque entramos en un territorio desconocido… Somos como bebés llegando al mundo y teniendo que aprender a lidiar con la vida terrena… nosotros un poco al revés: estamos aprendiendo  a manejarnos con la vida espiritual…

Ser espirituales es nuestro estado natural… lo que hemos hecho hasta ayer ha sido ¿vivir? una vida artificial. El aprendizaje en la tridimensionalidad ha consistido en hacernos creer que lo único que existía era aquello que podíamos ver, oír, palpar, oler y degustar… pero ahora ya sabemos que hay mucho, muchísimo más y que el reino de lo invisible e intangible es enorme y le llamamos mundo de las energías.

El despertar se produjo en ese preciso –y precioso también– instante en que nos dimos cuenta que toda nuestra educación consistía en alejarnos de nuestra esencia luminosa para conducirnos a una opaca vida de productores… Sí, porque desde pequeñitos nos condicionaban para convertirnos en seres útiles a la sociedad… y lo decíamos con mucho orgullo… y es porque estábamos tan dormidos. Teníamos leves atisbos de que había algo más… pero estábamos tan alejados de nuestra alma que no podíamos oír esos susurros constantes que nos decían que escucháramos al corazón, que buscáramos nuestra felicidad… Y ahora se han despertado esos canales de percepción que confirman nuestras sospechas… Hay más… mucho más…

Regresamos a casa y por eso, aunque con algo de dolor por lo que dejamos atrás, nos sentimos reconfortados y esperanzados. El alma reconoce sus espacios y le abre el camino al espíritu. Siempre supimos que así sería y cuando el dolor se hacía insoportable, en la fría y negra noche del alma una voz nos susurraba que la oscuridad no duraría para siempre… que las cosas cambiarían… y aquí estamos: rodeados de esta maravillosa luz que nos libera, recalibra y enaltece.

El camino por fin está abierto y disponible para quien quiera tomarlo. Nada es obligación con las nuevas energías. Optamos con el corazón y nos comprometemos a ser fieles a nosotros mismos, a no volver a abandonarnos. Nos abrazamos… algunos lloramos de alegría por este reencuentro con la esencia y dejamos que todo fluya… No forzamos nada porque ya hemos comprendido que todo es perfecto, que nada ocurre en el Universo de forma casual y aceptamos la vida momento a momento… anclados en el único y eterno presente…

Nos hemos reencontrado. Sabemos al fin quienes somos y a que hemos venido a este bello planeta azul… Recordamos la misión elegida y la alegría inunda nuestros corazones… ¡Por fin en casa!

Nos aguardan muchísimas aventuras porque esto es solo el comienzo… Es solo el primer día del resto de nuestras vidas

En Amor y Conciencia.

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