Habiendo pasado la Luna
Llena y hecho nuestro trabajo de cerrar ciclos, nos encontramos como recién
nacidos, viviendo su primer día en el planeta y la incertidumbre y el
desconcierto abundan por doquier…
Sí, puede que nos sintamos
algo perdidos porque entramos en un territorio desconocido… Somos como bebés
llegando al mundo y teniendo que aprender a lidiar con la vida terrena…
nosotros un poco al revés: estamos aprendiendo a manejarnos con la vida espiritual…
Ser espirituales es
nuestro estado natural… lo que hemos hecho hasta ayer ha sido ¿vivir? una vida
artificial. El aprendizaje en la tridimensionalidad ha consistido en hacernos
creer que lo único que existía era aquello que podíamos ver, oír, palpar, oler
y degustar… pero ahora ya sabemos que hay mucho, muchísimo más y que el reino
de lo invisible e intangible es enorme y le llamamos mundo de las energías.
El despertar se produjo en
ese preciso –y precioso también– instante en que nos dimos cuenta que toda nuestra
educación consistía en alejarnos de nuestra esencia luminosa para conducirnos a
una opaca vida de productores… Sí, porque desde pequeñitos nos condicionaban
para convertirnos en seres útiles a la
sociedad… y lo decíamos con mucho orgullo… y es porque estábamos tan
dormidos. Teníamos leves atisbos de que había algo más… pero estábamos tan
alejados de nuestra alma que no podíamos oír esos susurros constantes que nos
decían que escucháramos al corazón, que buscáramos nuestra felicidad… Y ahora
se han despertado esos canales de percepción que confirman nuestras sospechas…
Hay más… mucho más…
Regresamos a casa y por
eso, aunque con algo de dolor por lo que dejamos atrás, nos sentimos reconfortados
y esperanzados. El alma reconoce sus espacios y le abre el camino al espíritu.
Siempre supimos que así sería y cuando el dolor se hacía insoportable, en la fría
y negra noche del alma una voz nos susurraba que la oscuridad no duraría para
siempre… que las cosas cambiarían… y aquí estamos: rodeados de esta maravillosa
luz que nos libera, recalibra y enaltece.
El camino por fin está
abierto y disponible para quien quiera tomarlo. Nada es obligación con las
nuevas energías. Optamos con el corazón y nos comprometemos a ser fieles a
nosotros mismos, a no volver a abandonarnos. Nos abrazamos… algunos lloramos de
alegría por este reencuentro con la esencia y dejamos que todo fluya… No forzamos
nada porque ya hemos comprendido que todo es perfecto, que nada ocurre en el
Universo de forma casual y aceptamos la vida momento a momento… anclados en el
único y eterno presente…
Nos hemos reencontrado.
Sabemos al fin quienes somos y a que hemos venido a este bello planeta azul…
Recordamos la misión elegida y la alegría inunda nuestros corazones… ¡Por fin
en casa!
Nos aguardan muchísimas
aventuras porque esto es solo el comienzo… Es solo el primer día del resto de nuestras vidas…
En Amor y Conciencia.
Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.
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