sábado, 14 de febrero de 2015

Historia de un Amor Incondicional


Rarrito recuperándose de su enfermedad...

Hablar de amor es ya difícil porque hay tantas ideas acerca del Amor como seres humanos habitando el planeta… y si hablamos de amor incondicional más difícil aún porque muchos ni conocen lo que es la incondicionalidad…

Se dice que amar no pone condiciones: no exige “yo te amo si tú…” simplemente ama y va por la vida entregando su aroma como si fuese una flor…

La verdad no he conocido aún personas que amen de manera incondicional porque, aunque dicen amar así a sus hijos esperan de ellos que sean agradecidos, que obtengan buenas calificaciones en el cole, que sean buenas personas o que al menos no los hagan pasar algunas vergüenzas… y eso ya pone condiciones.
 
Rarrito atento al vuelo de un pajarito
Supe lo que era amar incondicionalmente a los pocos día de que falleció mi hermano y dejó por herencia una perra y sus cinco cachorros recién nacidos… Me hice cargo de dos de ellos y no volví a dormir una noche completa porque estas dulzuras requerían de tanta o más atención que un bebé (o dos bebés). Llegaron poniendo luz en un momento oscuro de mi vida y por eso los bauticé Inti (Sol en Quechua) y Ra (Sol en egipcio)… Nadie puede imaginar como dos motitas de pocos centímetro pueden llenar tanto la vida de una persona. Antes tuve perros, pero ninguno llenó mi corazón de la manera que lo hicieron estos pequeños almacenes de ternura.

Fueron creciendo y como machos que eran establecieron una lucha por quien era el favorito en el corazón de su ama. Pasaban peleando y ninguno permitía al otro acercarse a mi. El veterinario me explicó que para los perros machos era muy difícil compartir un amo y justo por eso días mi hermana había decidido adoptar un cachorro, un poco envidiosa del clima de ternura perruna que reinaba en mi casa, y con el dolor de mi corazón le regalé a Inti porque sentí que tendría más feeling con ella. Conservé a Ra porque era un perrito voluntarioso, de fuerte carácter (como yo) y a los demás les cuesta amar a los seres con esas características… Les gusta la docilidad que tiene Inti.
 
Inti y Ra el la playa
A los pocos días de separar a Ra de su hermano, éste enfermó gravemente de Distemper… estuvo internado 5 días y desde el día en que lo dieron de alta se convirtió en mi milagro de amor porque no quedó con secuela alguna aunque hubo que formarle nuevamente el estómago dándole agua con gotario y la comida por cucharaditas… Algunos vecinos lo apodaron El milagro colocolino porque su pelaje era blanco y negro.

Tal vez por todo lo que vivimos –el duelo por la partida de mi hermano y la grave enfermedad de Rarrito– fue que se creo un lazo muy fuerte entre este maravilloso ser y mi alma… Me costaba salir de casa y dejarlo porque él se quedaba llorando y no tenía corazón para dejarlo así… lo llevé a todas partes donde iba y gasté un dineral en taxis para traslados largos porque él no disfrutaba del canil… Solo quienes aman a un perro pueden comprender como alguien puede modificar sus costumbres al grado de levantarse al alba para salir de paseo, llenar la casa de juguetes para perros y gastar pequeñas fortunas en caprichos caninos… sobre todo porque sabemos que a cambio solo recibiremos alegres meneos de cola y algunos felices lengüetazos. Eso es amor incondicional…
 
Rarrito fue tan feliz en la playa.
Hace 15 días durante un paseo matinal por la playa Rarrito fue atropellado… Se fue al instante, sin quejas ni dolores… sin despedidas… y pude sentir como una parte de mi también se iba… Me queda la conformidad de que fue tan amado, tan consentido y mimado… Recibió tanta energía que fue capaz de evolucionar muy rápido y debía transformarse… ascender… y lo dejé volar.

Siento que la compañía de este ser fue un regalo de la vida. El vino a sanarme del inmenso dolor por la partida de mi hermano. Cumplió su misión y partió para seguir creciendo… seguir sanando y ayudando a otros seres.

Mi perrito sanador recibe hoy mi inmensa gratitud por haberme acompañado en días soleados y lluviosos… por enseñarme lo que es el amor incondicional y por obligarme cada día a disfrutar del presente…
 
Inti y Ra de bebés
Esa es la historia de amor que hoy quería compartirles… Solo quienes se han enamorado de un fiel canino podrán comprender la magnitud del lazo que puede unir a un perro y un humano. Es como tener un hijo fecundado por el cosmos: Una Bendición…

¡Gracias Rarrito, mi pequeño milagrito, por elegirme para acompañarte en este trayecto!

Sigues muy vivo dentro de mi…

En Amor y Conciencia.

Me® 

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