Hace años que no veo a alguien paseando o trotando mientras escucha sus pensamientos y disfruta del paisaje… Hay demasiadas cosas para oír y tantos artefactos que nos alejan del encuentro con uno mismo. Ahora las salidas son a molear (visitar mall) e ir de compras… pero salir a caminar por el disfrute que eso significa ya casi nadie lo hace, casi todos van hablando por celular, con su iPhone, su MP3 , o MP4, o MP5 etc.
Vivimos tan
apresurados que ya no nos detenemos ni siquiera a disfrutar de las comidas.
Estamos tragando y pensando en que hay que volver al trabajo, o en las tareas
de los niños, o el regalo de la amiga… No hay tiempo ni siquiera para disfrutar
del aire fresco que entra por la ventana
o del olor de las flores cuando pasamos, a la carrera, por el jardín. Hasta los
cigarros se fuman con prisa, para tapar el nerviosismo y llenar con algo esa ansiedad que nos corroe
el alma… No se vive el momento y cada
instante precioso, en vez de disfrutarlo, lo perdemos por querer capturarlo en
la máquina de fotos.
Todo esto no
es más que un escape porque no queremos encontrarnos a solas para oír nuestros
pensamientos, o nuestro sentir, o la voz del alma. Todas las distracciones solo
nos mantienen ocupados en el mirar hacia afuera porque mirar hacia adentro nos
produce pavor ¿Por qué? Porque oír nuestros clamores nos conectan con lo que
somos en realidad y estamos tan perdidos… ya no recordamos cuando fue la última
vez que nos encontramos a solas con nuestro SER y lo abrazamos.
Generalmente
es en los momentos tristes cuando nos hallamos por ahí perdidos en algún
rincón, nos reencontramos para abrazarnos y darnos protección. Nos hacemos
promesas de no volver a separarnos y luego, cuando todo regresa a la normalidad
volvemos a perder el norte hasta que la vida te obliga nuevamente a tener ese
dialogo íntimo contigo mismo.
La vida no te
exige vivir como un monje meditando todo el día en la quietud de la naturaleza…
pero podemos regalarnos 30 minutos de silencio cada día para reconectarnos con la esencia... saludarnos, darnos
un abrazo y saber que estamos aquí… que habitamos un planeta maravilloso y que
sería lindo vivir más conectados con la vida, con la Tierra, con sus habitantes
y sobre todo con nuestra alma…
Me®
Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.
5 comentarios:
Gracias Mer, como siempre has dado en el clavo con lo que necesitamos. Voy a tratar de dedicarme esa media horita para mi.
Un abrazo desde Mérida
En el centro de la diana¡¡¡¡ Te diré que aunque tenga un día de esos que faltan horas, lo que hago es "esconderme" un ratito, aunque sea al tiempo de ir a dormir, leer unas hojitas de mi libro de Metafísica, orar y meditar. Es la única energía que me recarga las pilas para el día siguiente. Como tu dices, ya no fumamos por placer, sino con prisas. Gracias amiga. Besos alados
Hola, hace un tiempo que vengo siguiendo este blog y realmente me encanta haberlo encontrado.
Particularmente vengo de regalarme casi un día de silencio y de "auto" mimos, y hace un rato me preguntaba ¿xq sobrevienen de tanto en tanto el miedo a estar sola si es que está tan bueno? Será que la vorágine de tanto en tanto teme q la suelte...
Gracias por compartir tu sabiduría,
CAriños!
tristemente sucede, aunque hay cosas que estan sucediendo y son peores, el estar "anestesiados" llega a tal punto de consumir drogas duras y la evasión es grande, perdiéndose de todo, de sí mismo y de todos los demás...
Es verdad, creo que nuestro alma esta habido de esa pequeña calma diaria.
Hermoso articulo.
Tere.
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