Quizás lo que más nos cuesta en el camino
del desarrollo espiritual es ser congruentes.
Todos somos increíblemente buenos
teorizando y podríamos desarrollar una cátedra con todas las ideas y conceptos
que hemos ido incorporando en este continuo aprendizaje, pero de ahí a
aplicarlo cotidianamente distan unos buenos años luz.
Vivimos en un mundo que prioriza el decir
más que el hacer y por ahí vemos pululando millones de pseudo espirituales que
son muy buenos predicando y malísimos practicando –y no hay quien se libre–
porque la vida nos muestra incontables ejemplos de personas que dicen una cosa,
pero hacen otra y han sido nuestros maestros, desde nuestros padres,
profesores, religiosos, políticos y etc.
No es necesario ir por la senda espiritual
para tener coherencia entre el decir y el actuar. En todas las áreas de la vida
necesitamos tener –más que mostrar– acuerdo entre pensamiento, palabra y acción
y yo le agregaría también sentimiento.
Son muchos los que miran la espiritualidad
como la militancia en alguna religión o secta y cree que debe seguir ciertas
normas dictadas no se por quien e intentan ajustarse a modelos preconcebidos en
sus mentes de lo que es la espiritualidad… y ahí está la mayor incongruencia,
porque todo lo que te aleje de tu propia reflexión y acuerdo puede llegar a ser
lo menos espiritual en tu vida ya que espiritualidad
significa precisamente vivir conectados a la esencia, al sol radiante en el
interior de cada uno y que es único y original en
cada ser de la creación, aunque hayan similitudes entre muchos.
La congruencia es importante porque somos
criaturas de la naturaleza y en la naturaleza todo es muy coherente y una flor
que nace como dalia expandirá su aroma y su color como una dalia y nunca como
rosa o jazmín… y un roble expresará su fortaleza y nos cobijará del sol como lo
que es y no intentará ser un fresno, aunque sean de la misma familia. Si dejas
de expresarte como lo que eres en realidad en sentimiento, pensamiento, palabra
y acción, pierdes tu condición de ser natural (perteneciente a la madre natura)
y empiezas a ser alguien artificial…
El Universo ama la congruencia y conspira
a favor de ella. Alguien que contantemente dice cosas que no siente o no piensa
pierde todo valor a los ojos del Padre Universo y no importa lo que diga después,
si ha perdido credibilidad el Universo dejará de conspirar a favor de él.
La congruencia es nuestro pacto con el
Universo y no tiene nada que ver con mostrar hacia fuera acciones que te vistan
de coherencia. Muchas veces puede parecer que nuestros actos y pensamientos no
están ligados, pero ya sabemos que no todo lo que parece es y viceversa.
Es común creer que la congruencia está
relacionada con la persistencia de las ideas y no es así porque ser congruentes
es precisamente aceptar que estamos en constante cambio y que nuestras ideas y
puntos de vista pueden variar con el correr del tiempo.
La verdad es que no debemos ocuparnos
tanto en ser congruentes sino que en ser nosotros mismos y fluir siempre desde
el alma, desde el corazón… permitir que aflore lo mejor de nosotros. Esa es la
mayor congruencia.
Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.
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