Ya lo comentamos al iniciar el año y para nadie ha sido muy sorprendente todo este tiempo de agitación y
desafíos. Parece que nos estuvieran moviendo el piso –en algunas latitudes es
literal– y todo para que nos aquietemos unos momentos y escuchemos esa
vocecilla de la vida que a veces es un grito pero que no oímos por andar
siempre enchufados al audífonos de la tele, el Tablet o lo que sea que el
sistema use para mantenernos en el afuera.
Empezamos abril con un
terremoto en el norte de Chile, luego otro en México, en plena semana de
pascuas los hermanos porteños, habitantes de Valparaíso, vivieron su propio Vía Crucis viendo como se quemaban todas sus pertenencías… Los gobiernos tambalean,
Ucrania a punto de estallar en guerra, el Papa suelta verdades que el mundo
esotérico pregona hace siglos y el negocio farmacéutico queda al descubierto… No
ha parado abril y lo peor –o mejor, depende como lo mires– es que mayo promete
también mucha acción, aunque de manera menos violenta.
Nos estamos metamorfoseando
y eso me recuerda el Libro de Kafka por lo difícil que está siendo asumir este
cambio… No somos los mismos de antes y hay que adaptarse a lo nuevo. Ofrecer
resistencia es suicidio, solo hay que sintonizar con este aire más prístino que
hoy respiramos y para ello la vida nos pone justo en la cresta de la ola con la
sola intención de sacar lo mejor de cada uno. Ante situaciones límite aflora la
esencia y caen las barreras protectoras del ego y es por eso que estamos todos
así, caminando sobre la cuerda floja sabiendo que si caemos, abajo hay un campo
minado… No nos están dando tregua y solo queda
cambiar o cambiar. Es la única decisión.
Muchos que leen esto
dirán: pero que mala es la
vida con estas personas y es
todo lo contrario: Cuando las madres sueltan a sus cachorros también algunos
opinarán que es desamor, pero el mayor regalo que puede tener un ser humano es la libertad, esa que se conquista dando duras batallas,
especialmente con uno mismo. Pero una vez que eres libre, nadie te puede robar
ese tesoro. Y la vida nos quiere libres: Libres de paradigmas, de eufemismos,
de deshonestidad, de ambición desmedida, de separación, de temores, de
pusilanimidad… Es la tarea que nos falta. Conquistar nuestra libertad para
poder hacernos cargo de nuestra vida sin tener que hipotecarla para ser
mantenidos por sistemas emocionales, económicos, y miedos y más miedos… Llegó
la hora de saltar…
Nos están remeciendo para
que caiga la capa del ego y volvamos a nuestra pureza original… Ya se que el
centrifugado no ha parado y abril lo programó a la mayor intensidad… pero ya no
queda más. Después de tantas sacudidas ya estamos listos para las energías de
mayo que viene algo menos agitadas, pero muy aleccionadoras.
Diría que estamos en duelo
por ese ser que creíamos ser y debemos dejar morir. Nos estamos re-conociendo
en lo que verdaderamente somos y, por doloroso que esté siendo para muchos, es
la manera que nuestro ADN reconoce para despertar: remecernos.
Es por eso que el piso se
nos mueve, para que nos atrevamos a buscar suelos más firmes o volvernos
expertos equilibristas, y nos pone arriba de la ola para que aprendamos a
surfear… Es la única razón para tanta intensidad abrileña.
Me®
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