¿Qué pasaría si al germinar la semilla el pequeño brote tuviera miedo al ver la luz del sol y se escondiera bajo la tierra? Es probable que nunca desarrolle su tallo ni pueda florecer… Pero la naturaleza es osada, corre riesgos y el pequeño brote se aventura en la nueva experiencia de vivir bajo los rayos del sol recibiendo la brisa, la lluvia, el viento, el sol, a veces abrasante, y la constante visita de minúsculos insectos.
Desgraciadamente no podemos decir lo mismo de la raza humana… Somos naturaleza pero lo olvidamos en algún momento porque la osadía no aparece por ningún lado y jugamos a tener todo bajo control porque no nos gustan las sorpresas…
Lo predecible es aburrido.
Podemos predecir que un niño se transformará en adulto pero como lo hará, como serán esos instantes que lo llevan a la adultez es lo que hace interesante su crecimiento… Lo mismo sucede con la semilla… Sabemos que será una flor, pero como será su color, la textura de sus pétalos, su aroma y el tiempo que nos acompañará no podemos predecir los detalles de la vida de cada uno. Y esa es lo más maravilloso que tiene la vida: Que nos sorprende a cada momento.
Crecer es atreverse… Osar… Lanzarse en esta aventura llamada vida… Gozar de ese ir abriendo una puerta nueva cada día… Vivir esperando la sorpresa. El gran regalo que nos ofrece la vida es la capacidad de sorprendernos día a día y nosotros rechazamos el obsequio por planificar todos los acontecimientos y convertirnos en controladores del tiempo. Creemos ser felices poniendo orden a los sucesos de cada día y es así como impedimos el fluir de forma natural. Todo se programa, desde el nacimiento hasta la muerte… y en ese intertanto ¿Qué hubo? No se podría decir que vida porque la vida es algo que fluye como las aguas de un río y nosotros vivimos como las aguas de un pantano y así nos vamos descomponiendo… Perdemos el lazo que nos unía a la divinidad.
Crecer es arriesgar, dejar morir la semilla para que nazca el brote y dejar morir el brote para dar paso a la planta y así al fruto para volver a ser semilla… Eso es crecer.
Alza tus brazos como ramas hasta el cielo y déjate acariciar por el Sol… Empápate de lluvia y ensúciate comiendo un helado… Permítete una desilusión por confiar en los otros… Date permiso para olvidar a ese amor que no te quiso bien, pero atrévete a amar… No seas una semilla oculta bajo la tierra porque no se atreve a salir a la luz… Solo CRECE…
Desgraciadamente no podemos decir lo mismo de la raza humana… Somos naturaleza pero lo olvidamos en algún momento porque la osadía no aparece por ningún lado y jugamos a tener todo bajo control porque no nos gustan las sorpresas…
Lo predecible es aburrido.
Podemos predecir que un niño se transformará en adulto pero como lo hará, como serán esos instantes que lo llevan a la adultez es lo que hace interesante su crecimiento… Lo mismo sucede con la semilla… Sabemos que será una flor, pero como será su color, la textura de sus pétalos, su aroma y el tiempo que nos acompañará no podemos predecir los detalles de la vida de cada uno. Y esa es lo más maravilloso que tiene la vida: Que nos sorprende a cada momento.
Crecer es atreverse… Osar… Lanzarse en esta aventura llamada vida… Gozar de ese ir abriendo una puerta nueva cada día… Vivir esperando la sorpresa. El gran regalo que nos ofrece la vida es la capacidad de sorprendernos día a día y nosotros rechazamos el obsequio por planificar todos los acontecimientos y convertirnos en controladores del tiempo. Creemos ser felices poniendo orden a los sucesos de cada día y es así como impedimos el fluir de forma natural. Todo se programa, desde el nacimiento hasta la muerte… y en ese intertanto ¿Qué hubo? No se podría decir que vida porque la vida es algo que fluye como las aguas de un río y nosotros vivimos como las aguas de un pantano y así nos vamos descomponiendo… Perdemos el lazo que nos unía a la divinidad.
Crecer es arriesgar, dejar morir la semilla para que nazca el brote y dejar morir el brote para dar paso a la planta y así al fruto para volver a ser semilla… Eso es crecer.
Alza tus brazos como ramas hasta el cielo y déjate acariciar por el Sol… Empápate de lluvia y ensúciate comiendo un helado… Permítete una desilusión por confiar en los otros… Date permiso para olvidar a ese amor que no te quiso bien, pero atrévete a amar… No seas una semilla oculta bajo la tierra porque no se atreve a salir a la luz… Solo CRECE…
Me®
Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.
2 comentarios:
Un Besito Marino
Gracias Mercita por impulsarnos a crecer cada día con tus notas.
Que Dios y los ángeles te guarden y te favorezcan por este servicio que das a la humanidad.
Bendiciones en el año del dragón.
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