Siento que mi vida es una
danza… a veces muy movida, otras serena, hasta en ocasiones mi baile me
mantiene en total quietud… pero nunca dejo de danzar. No puedo estar por mucho
tiempo en un mismo lugar y es que fuerzas invisibles movilizan mis pies y me
desplazo entre rondas, valses, minués, rock y ritmos inventados por mi…
Esta danza me permite
conocer distintos escenarios, gentes, lugares, y sobre todo el alma de las
personas… Sin siquiera observarlas descubro su danza personal… Adivino los
pasos que darán y percibo los que ya han dado…
Aprendí a bailar entre las
tareas cotidianas porque solo así podía soportar el ritmo y la presión del
trabajo… Mi baile me relaja… me lleva a otros mundos y allí me encuentro con
otros danzarines que, como yo, buscan conectarse con el alma.
Mi baile no es siempre
alegre y cadencioso… a ratos es triste. Bailo entre lágrimas y me deslizo
torpemente en des-armónicos pasos, pero es mi propia danza… No intento imitar
los pasos de quienes creen bailar mejor o los que ganaron concursos de baile…
De pronto me escabullo en rápidos
compases hacia delante, y al rato vuelvo atrás… me dejo guiar por mi alma que
muchas veces me pide retroceder… ya lo dije, es mi baile.
Todos los días son
apropiados para bailar… aunque llueva, o el sol esté quemando igual hago mis
piruetas sin importar quien esté mirando…
Mi baile es siempre purificador
porque saca de mi energías nocivas… de pronto en algún giro descubro que las
cosas y las personas tienen demasiadas vueltas y sigo avanzando… no me enrosco
en las vueltas de otros… y si lo hago, me libero rápidamente… Es mi baile.
Mi baile es creativo
porque entre piruetas y brincos algo siempre se está gestando y al tiempo lo
veré aparecer.
Mi danza es pacificadora
porque en cada giro va aligerando la carga de enojos, rabias y rencores… Mi
danza me libera ya que no me permite vivir en una cárcel de pasiones… Voy
soltando al aire como si fuesen velos y muy pronto quedo liberada de emociones
que nada aportan en mi vida…
Puedo danzar en el metro,
en mi casa, en la calle… Puedo danzar sola, con amigos, con mis canes, con la
brisa, con el bosque… Con la Luna, las estrellas… Con amaneceres y soles…
Mi coreógrafo es mi
espíritu… él me guía en todo momento sin darme tiempo a pensar… Solo me dejo
llevar. Creo que si me detengo a razonar cada paso que doy no avanzaría ni un
centímetro… y es que la mente es un obstáculo para quienes gustamos de bailar…
La danza de la vida se nutre de amor, de esperanzas, de alegrías y belleza. No
le importa si baila bien o mal, o si la pueden criticar… es mi danza…
Todos llevamos un bailarín
dentro… es nuestro ser maravilloso a quien el ego mantiene adormilado… El ego
quiere ser el protagonista y no soporta verte salir al escenario llevándose
todos los aplausos que quiere sean para él.
Pero estás aquí para
despertar a tu danzarín. Para hacer de tu vida una ronda o regetonear en el estilo
que prefieras…
Los días se pasan mejor
entre cabriolas y saltos. Toda la vida es un baile donde el ego no participa porque
él vive preocupado de no hacer el ridículo… y cuando el alma se expresa solo
quiere ser feliz… y si eso provoca sonrisas o carcajadas en los demás mi danza
cobra más sentido.
Y ahora debo dejarlos porque mis pies me llevan... voy a seguir bailando…
Me®
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