Nos prometieron un invierno lluvioso pero las lluvias se han hecho esperar…
Las escasas gotas de aguas lluvia que han nutrido esta bella tierra,
también lo hacen con mi alma. Fertilizan mi corazón abriéndolo a la Fuente de
la Eterna Sabiduría.
Este invierno ha sido mi refugio para la tristeza y la soledad. Comprobé
que mi complejo de pilar no es tal y que es una realidad pues tuve que sostener
a esta familia que se derrumbaba por el dolor de haber perdido al más pequeño
de la tribu. Contrariamente a lo que hacen los demás, yo los invité a llorar, a
limpiarse de tantas contradicciones internas, tantas culpas que todos llevamos
dentro. Nos hicimos conscientes de que no somos omnipotentes… que todo sucede
obedeciendo a un perfecto plan divino/universal y que si hubiésemos actuado más
rápido no hubiéramos alterado en nada los acontecimientos que hemos vivido.
Este invierno no pasó por nuestras vidas, sino que hemos pasado nosotros
por él. Hemos crecido, nos hemos fortalecido nosotros y también los lazos que
nos unen como familia. Avanzamos más fuertes, empoderados en el conocimiento
propio y aceptando nuestras luces y sombras.
Dejamos morir una parte nuestra que ya estaba marchita y reseca como las
hojas del otoño y conservamos la semilla que en medio de la soledad, el noble
silencio y las oscuras noches invernales se fortalece a si misma cada día para
poder abrirse en primavera y brindarse en verano.
Han sido tres meses difíciles para todos. Desde todas partes me escriben y
me comentan lo loco de estos tiempos en donde nada se puede predecir, excepto
que los cambios continuarán más fuertes aún y que lo que vemos es solo el
reflejo de nuestra interna transformación.
La lluvia a sido energética, porque cae sobre nosotros una copiosa energía
purificadora que nos lava, nos vivifica y nos sana, desprendiendo capas de
energías ya caducas. Pocos recuerdan lo que eran hace tan solo unos meses
porque la metamorfosis la vivimos interna y externamente… De pronto quienes
vivimos desde el corazón y siempre nos sentimos terriblemente desubicados en un
mundo gobernado por la razón, empezamos a encontrar nuestro lugar en este
planeta y a sentirnos acompañados de millares de otros seres que viven la misma
situación. De seres marginados pasamos a convertirnos en seres incluidos y hasta
valorados.
Seguimos viviendo desde la dualidad porque nuestra vida física nos obliga a
usar la personalidad para abrirnos paso, pero ya somos conscientes de que
nuestro espíritu es libre y podemos expresarlo a través del corazón.
Compartimos esa sensación de que venimos regresando de un largo y agotador
viaje… que estamos de vuelta en casa donde la tibieza del amor nos reconforta y
nos calma. Estamos de regreso en ese lugar donde somos, hemos sido y
eternamente seremos…
¡Gracias Invierno Sanador!!!
En Amor y Conciencia.
Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario