Después de vivir la triada
de los meses de prueba –mayo, junio y julio– agosto parece un remanso de paz…
aunque la procesión siga por dentro.
Realizamos una gran tarea…
si superamos la triada es porque hemos elevado suficientemente nuestras
vibraciones y formamos parte del equipo seleccionado para continuar con la
ascensión de nuestro amado planeta. Y todo esto siendo conscientes o no de
ello.
Elevar vibraciones implica
dejar muchas cosas atrás. Algunas con pesar y hasta con sufrimiento. Pero es
parte del proceso de ascensión purificarnos a través del fuego sagrado del
dolor. En la tridimensionalidad el dolor produce la alquimia de transmutar el
plomo en oro. Dentro de nosotros nos hemos transformado desde lo más grosero a
lo más sublime y recién ahora podemos llamarnos de verdad seres espirituales.
Antes buscábamos
respuestas desde la mente y parecían satisfacernos. Ahora se nos hace
incomprensible el razonamiento porque se ha activado el cerebro del corazón y
todo es procesado desde allí.
Nuestra alma recibe una
información energética desconocida hasta ahora y con ella nos renueva. Nuestras
células cerebrales dormidas se están despertando y somos capaces de comprender
verdades que parecen de pererogrullo pero que antes éramos incapaces de
comprender…
Es reset es al alma, a la
mente y al corazón porque quien comanda ahora nuestra vida es el Espíritu.
Estuvimos en medio del
caos, donde todo se presentaba tan confuso pero hizo su entrada en Sol en Virgo
poniendo orden en la galaxia y también en nuestras vidas. Ahora reina la
claridad y conocemos la libertad. No podemos seguir atados al compromiso o la
obligación. Reconocemos la necesidad de hacer solo aquello que esté en
resonancia con nuestra alma y haga vibrar al corazón.
Agosto ha sido paciente
esperando nuestra purificación y podemos decir por fin que nos hemos limpiado
de máscaras, oscuridades y apegos. Todo ha quedado por fin al descubierto, nada
puede quedar oculto y la verdad nos hace verdaderamente libres…
Sí, nos estamos convirtiendo
en una humanidad verdaderamente humana… más sensible, compasiva y amorosa.
Descubrimos que siempre hemos sido hermanos, hijos de esta bella Tierra y
herederos de la grandeza… y hacia allá nos dirigimos. Aceptamos también que
portamos dentro de nosotros la divinidad que se está activando solo desde hace
unas semanas desde nuestro propio ADN… y nos seguimos liberando de las últimas
capas de ego.
Llegó el tiempo del secado
cósmico, donde exponemos a la luz todo nuestro ser para ser recalibrados al
máximo y despertarnos de este sueño milenario.
La angustia, el
desconcierto y los continuos mareos que antes sufríamos por el cambio
frecuencial del planeta y de nosotros mismos han quedado atrás y ahora solo
respiramos calma y sosiego…
Vienen momentos de muchas
alegrías y sorpresas para todos quienes han hecho la tarea… Es la recompensa
por haber confiado y haber abierto los brazos en aceptación y entrega…
Solo queda dar las Gracias
a este bello agosto liberador…
En Amor y Conciencia.
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