Siempre me sorprendo de
aquellas personas que esperan cosechar deliciosas uvas cuando lo que sembraron
fueron unos desabridos zapallos… y es absolutamente metafórico porque me
refiero a quienes esperan que se les de amor, confianza, gratitud o amistad
cuando lo que ellos han dado ha sido lo opuesto o algo muy distinto.
La vida es como una gran
campo donde podemos crear nuestro huerto. Seleccionamos las semillas que
usaremos y las depositamos en la tierra brindándole todos los cuidados
necesarios para que broten las hierbas que queremos disfrutar… sería raro que
sembraras papas, tomates, maíz y cosecharas porotos, zanahorias y repollos… Sí,
sería bien raro… Pero en la vida es justamente lo que hacemos… Vamos sembrando
por ahí cosas que no son de nuestro agrado y esperamos cosechar solo lo que nos
gusta. Y eso es porque no estamos suficientemente despiertos –conscientes– como
para darnos cuenta y asumir la responsabilidad de que nuestra cosecha
energética es producto de nuestra siembra y vamos culpando a los demás, a la
vida, al cruel destino y hasta a Dios y todo lo que provenga de afuera… La
culpa está allá… en otro.
Asumir que somos
sembradores energéticos es parte de nuestro proceso de evolución. Es volvernos
conscientes de que con cada pensamiento, con cada palabra y con las acciones
estamos lanzando semillas al Universo que algún día germinarán y darán los
frutos de una cosecha…
Por eso si te estás
preguntando el porque de tus fracasos, el porque de tu soledad… si te quejas de
la pobreza, si no te sientes querido es hora de revisar todo lo que has
sembrado hasta ahora… Y lo bueno es que siempre,
en cualquier momento tú puedes cambiar tu siembra por otra que si sea de tu
agrado.
Siempre, en cualquier
época del año, cualquier día, a cualquier hora y en todo lugar, con todas las
personas puedes sembrar simpatías, alegría, amistad, compasión, afecto,
lealtad, apoyo, cariño, gratitud, risas, incondicionalidad, paz, amistad, amor,
impecabilidad… y todo lo que anheles ver reproducido en tu vida…
Se consciente desde ahora
de lo que estás sembrando con cada pensamiento, con cada palabra, con tus
sentimientos y con tus acciones –incluso las más mínimas– porque todo es parte
de tu huerto energético y tarde o temprano cosecharás tu siembra…
Recuerda que siempre estás sembrando y por eso pon
atención a cada una de las semillas que estás poniendo en tu huerto…
Así que si tu entorno
carece de abundancia, de amor, de amistades, de éxito, de alegría y de
felicidad va siendo hora de que empieces a sembrarlo para poder recibir esa
cosecha…
Entonces… ¿Qué decides
sembrar?
Te deseo una buena siembra
y una abundante y feliz cosecha…
Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario