Hace unos días, mientras
almorzaba con unas amigas y comentábamos el libro: La gente feliz lee y toma café*, una de ellas exclamo: pero de
verdad, que es lo que hace la gente feliz...? y nos quedamos pensando un rato y
contestamos las tres casi al unísono: ser felices… Ja!
Y es verdad, la gente
feliz está realmente ocupada siendo feliz… no necesita demostrar nada a nadie,
no compite con otros, no vive de aparentar cosas falsas, no busca impresionar,
no se muere de miedo al ver que otro es mejor que ellos, no se comparan
constantemente con los demás… Simplemente son felices… No necesitan hacer nada
para llamar la atención porque ser feliz es una labor tan comprometida, que ocupa toda
nuestra energía… y nos aplicamos en cuerpo, mente, alma y espíritu a eso... a ser felices...
Y es que de verdad es bien
poca la gente feliz.
La mayoría está metida en
esa idea prefabricada de lo que es la felicidad y, a pesar de no sentirse para
nada contentos, siguen ahí pegados porque nadie les ha mostrado otra forma de vivir
en plenitud. A eso le llaman “zona de confort”…
Entonces se nos ocurrió a
las tres casi al mismo tiempo: ¿Por qué no creamos un curso para enseñarle a la
gente a ser feliz? Mi respuesta fue ¡No! Porque SER FELIZ es algo demasiado
personal y cada persona tiene su modo único de ser feliz…
Y nos pasamos el resto de
la comida enumerando que hace la gente feliz… y la verdad es que la gente feliz
no hace tantas cosas. Ellos se dedican solo a ser felices. Y como sea que ellos
quieran vivir su felicidad.
Da lo mismo si los están
mirando o no hay nadie.
En cambio existe la falsa
felicidad, esa que la gente muestra para la foto. Cuando quiere exhibir ante los
demás lo bien que están, lo contentos que van por la vida y tantas otras maneras
de esconder la infelicidad… Eso es muy común en mi país.
De regreso a casa me vine
pensando en las personas felices que conozco y la verdad las cuento con los
dedos de una mano, son tan pocas las personas que son realmente felices… y
hablo de felicidad real, de estar contentos con sus vidas, que no le quitarían
ni pondrían nada y sobre todo que eligieron vivir de ese modo. Han optado por la
felicidad.
Mi trabajo como tarotista
y astróloga me permite conocer las verdades de cada persona. Lo que no le
cuentan ni al cura del pueblo me lo confidencian a mi y por eso llego a conocer
el alma de muchas personas… Lo increíble de esto es que muchas de esas mismas personas
que acuden a mi consulta porque ya no dan más con su depresión las veo muy
sonrientes posando para la foto y declarando por las redes sociales su
felicidad…
Lo mismo sucede cuando
llegan hasta mi confidenciándome los conflictos con la suegra, la esposa, el
amigo, la compañera de trabajo y luego aparecen abrazados en la foto…
Eso es porque hay mucho
miedo a ser verdaderos…
Hay un estereotipo de la
felicidad. Se cree que es no tener problemas, no carecer de nada, poseerlo todo
y vivir sonrientes, todos amigos, donde jamás hay un conflicto… y la persona
que dice lo que piensa, que defiende sus derechos, que reclama ante las
injusticias esa es la gente infeliz…
En realidad la gente feliz
es siempre verdadera. Dice lo que piensa y siente… No finge afectos imposibles…
no declara cosas falsas… porque ser feliz no depende de estar casada con un
millonario, de viajar a lugares exóticos, de tener una casa en los barrios
altos, ni de asistir a fiestas glamorosas… La felicidad es un bienestar
constante… Leáse: Bien-Estar… que es estar bien… consigo mismo, con la
naturaleza, con los demás… y estar bien con el resto de las personas no
consiste en simular.
Por eso hoy deseo para ti
que seas parte de ese escaso grupo de personas felices que conozco… que te
animes a ser verdadero, que hagas todo lo que te hace vibrar, que puedas hacer brillar esa luz que llevas dentro y
que ayudes a ser felices a muchas personas más…
Un abrazo a toda esa gente
feliz…
En Amor y Conciencia.
* Hermoso libro que ayuda en el proceso de duelo... Me lo regaló mi querida amiga Fran cuando supo del fallecimiento de mi hermano.
* Hermoso libro que ayuda en el proceso de duelo... Me lo regaló mi querida amiga Fran cuando supo del fallecimiento de mi hermano.
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