jueves, 6 de agosto de 2009

Discriminación


En un vuelo entre París y New York, una señora blanca de unos cincuenta años se sienta al lado de un señor negro. Llama a la azafata para quejarse:

- “¿Cuál es el problema señora?”, pregunta la azafata.

- “¿Pero no lo ve?”, responde la señora. “Me colocó al lado de un negro”.

- “No puedo quedarme al lado de estos inmundos. Déme otro asiento”.

- “Por favor, cálmese”, dice la azafata. “Casi todos los lugares de este vuelo están tomados. Voy a ver si hay algún lugar en clase ejecutiva o en primera”.

La azafata se apura y vuelve unos minutos después.

- “Señora", explica la azafata. “Como yo sospechaba, no hay ningún lugar vacío en clase económica. Conversé con el comandante y me confirmó que tampoco hay lugar en ejecutiva. Pero sí tenemos un lugar en primera clase”.

Antes que la señora pudiese responder algo, la azafata continuó.

- “Es totalmente inusitado que la compañía conceda un asiento de primera clase a alguien que está en económica, pero dadas las circunstancias, el comandante consideró que sería escandaloso que alguien sea obligado a sentarse al lado de una persona tan execrable...”.

Y, diciendo eso, la azafata mira al señor negro y dice:

-“Si el señor me hiciera el favor de tomar sus pertenencias, el asiento de primera clase ya está preparado”.

Sabiduria

Me®

viernes, 31 de julio de 2009

Alcanza tu sueño... la historia de un gusanito



 Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un grillo.
-¿Hacia dónde te diriges?, le preguntó. Sin dejar de caminar la oruga contestó:
-"Tuve un sueño anoche: soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo"
Sorprendido el grillo dijo mientras su amigo se alejaba:
-"¡Debes estar loco! ¿Cómo podrás llegar hasta aquel lugar? ¡Tú, una simple oruga! una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar, y cualquier tronco una barrera infranqueable".
Pero el gusanito ya estaba lejos y no le escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse. De pronto se oyó la voz de un escarabajo:
-"¿Hacia dónde te diriges con tanto empeño?".
Sudando ya el gusanito, le dijo jadeante:
-"Tuve un sueño y deseo realizarlo: subiré a esa montaña y desde ahí contemplaré todo nuestro mundo".
El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y luego dijo:
-"Ni yo, con patas tan grandes, intentaría una empresa tan ambiciosa".
El se quedó en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros. Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir.
-"¡No lo lograrás jamás!", le decían, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir.
Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar. "Estaré mejor", fue lo último que dijo y murió.
Por días todos los animales del valle fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como su tumba un monumento a la insensatez. Ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió por querer realizar un sueño irrealizable.
Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto quedaron atónitos. Aquella concha dura comenzó a quebrarse y, con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arcoiris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una MARIPOSA.
No hubo nada que decir, todos sabían lo que haría: se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño: el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.

Todos se habían equivocado.


Me®

Un toque Zen



Recuerde este proverbio chino: Los Maestros pueden abrir la puerta mas sólo usted puede entrar.

Tenga un proyecto de vida, más esté abierto para percibir las señales del camino. Sea flexible como los gajos de un árbol al viento, así nada podrá quebrarlo.

Encienda un incienso. Él marca el tiempo de su meditación o de cualquier actividad y purifica el ambiente. Además de eso, según los monjes zen-budistas, el humo esparce bienestar a todos los seres y eleva nuestro espíritu.

Tenga cerca una caja de arena, con algunas piedras y modifique cada día la posición de ellas y el trazado de los granos. Mover en el jardín zen es una forma de aquietar la mente y una metáfora de la vida: Todo está cambiando en todo momento, un día es diferente de otro y usted puede crear su presente.

En el trabajo, cuando estuviera en una situación de conflicto o recibiera una provocación, no reaccione inmediatamente. Respire y preste atención, pues siempre hay una manera de resolver las cuestiones de forma pacífica, con respeto, amorosamente. Caso contrario, usted entra en la sintonía de acciones y pensamientos negativos, dañinos para los otros y para usted mismo.

En el tránsito, manténgase atento y gentil con los otros conductores. Mantenga distancia y ceda el paso. Si está muy alterado con la espera, tenga en el vehículo música tranquila y algunos caramelos. Eso baja la ansiedad y suaviza el enojo e impaciencia.

Simplemente sea lo que es, acepte su cuerpo y sus pensamientos. Acuérdese de mirar hacia el cielo. Eso expande los límites de la mente y nos recuerda que somos una pequeña parte del inmenso Universo, que está siempre en movimiento.

Al hablar, use palabras de cariño y respeto, pues usted está delante de otro ser humano, sea quien fuera.

Reserve algún tiempo, y apenas quede sin hacer nada: No piense, no contemple, no desee cambios.

En cada gesto simple de lo cotidiano, usted puede descubrir nuevos placeres. Saboree el agua y cada alimento como un bien precioso, una fuente de energía vital. Cuando esté comiendo o cocinando, no desperdicie.

Comience el día sentándose con la columna erecta, (puede ser en una silla), perciba su respiración, los latidos de su corazón, sus tensiones, sus pensamientos. Quédese así por algunos minutos, después respire hondo y salga al mundo dispuesto a aceptar el día como venga, como si fuese el primero de su vida.

Viva el momento presente. El pasado ya se fue y el futuro aún no existe. El aquí y ahora es la única realidad.

La respiración tiene el poder de cambiar rápidamente su estado de ánimo. En situaciones de estrés, ansiedad, enojo, tristeza, calme su respiración y tenga en mente que todas las situaciones son pasajeras, que todo está en constante transformación.

Preste atención en todo lo que hiciere y mire las acciones y los comportamientos repetitivos como una nueva oportunidad de percibir la vida con más cuidado y amor.

Autor: Anónimo

Me®

Hamsa o Mano de Fátima



Se le conoce como Hamsa o Khamsa y es un amuleto en forma de mano abierta, con los dedos hacia arriba considerado como una poderosa protección contra la maldad y las malas vibras. Es usado mayormente en el norte de África y también en medio oriente.

La palabra Hamsa (khamsa) significa cinco, que es un número sagrado en la tradición hebrea y musulmana.

Este amuleto es también conocido en el Islam como Mano de Fátima, conmemorando a la hija de un gran profeta que llevaba el nombre de Fátima. Cuenta la leyenda que la fe y devoción que sentía ella eran tan grandes y verdaderas que cuando se entregaba en oración profunda, era capaz de hacer llover en el desierto para luego ver nacer allí hermosas flores.
Fátima amaba mucho a su marido Ali y una tarde en que se encontraba en la cocina preparando la cena para ambos, entra su marido para presentarle a su nueva esposa. La religión islámica permite la poligamia, pero Fátima estaba tan perdidamente enamorada de su esposo que siguió cortando los vegetales y no se dio cuenta de que con el cuchillo cortó su mano y sangraba profusamente. La punzada que sentía en su corazón era tan fuerte que era incapaz de sentir este otro dolor tan mínimo en comparación a su tristeza de amor.
Esa misma noche Alí quiso pasar la noche con su nueva esposa y Fátima los espió por una hendidura en la pared. Cuando vio a su marido besar a la otra mujer no puedo contener las lágrimas y una de ellas, con forma de mano con dos pulgares y tres dedos cayó en la espalda de Alí. Este hecho hizo comprender al esposo la magnitud del amor que Fátima sentía por él, y renunció a su nueva esposa quedándose con Fátima para siempre.

Esta leyenda hace que las mujeres árabes e islámicas carguen con este amuleto en forma de pendiente o gargantilla como una manera de alejar a “las otras” de sus maridos y confiar en que no las abandonarán. Se le atribuye también el poder de desarrollar en don de la paciencia para no desesperar en momentos de prueba o dolor. Especialmente para esperar tranquilamente que la fortuna toque a nuestra puerta.

En la actualidad son muchas las culturas (entre ellas la nuestra) que obsequia esta figura, en las más diversas formas (amuletos, cuadros, joyas, adornos, ropas, utensilios y muchas más) como un imán para la buena fortuna.
Es un símbolo que pretende recordar que la divinidad puede ser expresada a través de los cinco sentidos… y el agradecimiento también.

A cualquier amuleto podemos otórgales el poder que nosotros necesitemos darle. Ya sabemos que el poder no lo da el amuleto en si sino que nuestra mente le concede poder. Por eso tú puedes usar el Hamsa de la manera que quieras. Yo lo uso en mi decoración y me encanta.

Todas las formas de arte se han deleitado con esta mágica figura… y tú también puedes crear tu propia versión de tan bello y singular amuleto.

Un abrazo queridos lectores.

Me® 

jueves, 30 de julio de 2009

Optimismo...


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Tengo mi propia versión del optimismo. 
Si no puedo cruzar una puerta, 
cruzaré otra o haré otra puerta. 
Algo maravilloso vendrá, 
no importa lo oscuro que esté el presente. 

Rabindranath Tagore
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Me®

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