domingo, 7 de mayo de 2017

¿Madre hay una sola?



 Acostumbramos pensar que todas las madres son como la de Laura Ingalls y de pronto miramos alrededor nuestro y nos damos cuenta de que una madre así, como de sueño, es una excepción porque todas las madres que conocemos son personas bien normales y no se parecen en nada a las que muestra Hollywood.

Siendo adolescente conversaba con una amiga que tenía una de estas madres amorosas, que le hacía panecillos dulces y los envolvía en servilletas de tela para que los llevara al cole y los comiera en la merienda… que planchaba delicadamente su ropa… que dormían abrazadas… y un día me sorprendió muchísimo diciéndome: que daría yo por tener una madre como la tuya –mía– porque podría hacer cualquier cosa y a ella no le importaría… con mi madre no puedo hacer nada malo porque la lastimo, ella sufre así que tengo que andar siempre por el buen camino… Y me dejó pensando… La verdad es que me parecía terrible que ella pensara que tanto amor y dedicación era una cárcel… pero ahora comprendo que si lo es… al menos para mi.

Muchas personas me han escrito desde que publiqué una nota sobre mi madre, hace ya varios años, pensando las peores cosas de mi madre… y la verdad es que mi madre no me golpeaba, no me maltrató, ella simplemente me ignoró hasta como a los 12 años, cuando me gané una beca para estudiar en un colegio, digamos importante… y me sacó de los brazos de mi abuela para llevarme con ella…  y la odié por ello… Sabía que no lo hacía por amor sino porque había cierto interés de por medio…

Mi madre no era una villana, solo que no nació para ser madre, pero fue educada para tener hijos porque en su tiempo se creía que esa era la única forma de realizarse que tenía una mujer… Ella apenas sabía cuidar de si misma y poco podía cuidar de nosotros…
Mi madre era como una adolescente, vibraba con las mismas cosas que mis hermanas y era fanática de Camilo Sesto, acompañaba a mis hermanas a fiestas, y casi usaban la misma ropa… Yo la calificaba como una mujer frívola, vivía preocupada de cremas, del maquillaje, de la ropa y leyendo el último número de revista Vanidades… Para ella tener una hija que gustaba de leer y estudiar fue un verdadero castigo porque no teníamos tema en común… veíamos el mundo de distinto color y disentíamos casi en todo… Con mis dos hermanas mayores enganchaban muy bien ya que las tres tenían sus Lunas en aire y cotorreaban todo el día de música, bailes, fiestas, chicos…

Por muchos años la juzgué de “mala madre” y cuando tuve ocasión de hacer terapia para sanar esa relación, la terapeuta me dijo que nosotros habíamos firmado un contrato en donde ella me ignoraría para así yo poder sacar toda mi fuerza sin tener que depender de nadie… La verdad no lo creía mucho –era en mi época más pragmática– así que al tiempo, visité a otro terapeuta, en otro país y me dijo casi lo mismo: Ambas se eligieron para crecer juntas en cada personaje que representaron… No se imaginan la paz que sentí cuando supe que era nuestro acuerdo… Lo pactamos así y no era culpable de su desamor… Ese día marcó un antes y un después en mi vida… Desterré las culpas y empecé a maternarme yo misma.

He comprendido que mi madre era exactamente lo que yo necesitaba para ser lo que ahora soy... Teníamos un acuerdo de almas y lo cumplimos a cabalidad... Ella fue mi Maestra... la mejor de todas... la más exigente...

Ahora veo que el arquetipo de madre es solo eso… Las madres son personas muy distintas unas de otras… Todas viven el amor y lo entregan de maneras muy diferentes. La madre de Laura Ingalls es solo un estereotipo de madre, porque tipos de madres hay muchos…

Feliz día a todas las madres!

En Amor y Conciencia.

Me® 

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