El tema de los pagos o donaciones por servicios espirituales viene preocupando a la humanidad desde hace siglos y en todas las tradiciones religiosas, culturales se destaca la virtud del "no cobrar", aunque en la realidad sea distinto.
Hay quienes practican el don de la sanación como un verdadero apostolado y otros ven este servicio espiritual como un negocio más.
En todos los ámbitos encontraremos distintos niveles y planos ya sea en la conciencia o de trabajo: Hay quienes permanecen en el plano inferior y solo buscan la sobrevivencia material, por lo cual sentirán que cada cosa que hagan debe ser retribuida con dinero. Otro plano es el del servicio en donde la persona desea sentirse útil a su comunidad y el solo hecho de poder ayudar le sirve como retribución, aunque esperan a cambio ser reconocidos como servidores públicos. Y están quienes sienten un profundo compromiso con toda la humanidad y más que necesitar darse al resto y se sienten tan conectados con aquellos que sienten sus pares, sus hermanos, con la tierra, con la naturaleza misma que dan y se dan sin esperar retribución material ya que están convencidos de que el universo actúa como un boomerang y te devolverá lo que envías.
A veces los planos se entrecruzan y podemos encontrarnos con personas con un alto desarrollo espiritual que quiere ponerle un valor comercial a su trabajo y es cuando nos damos cuenta de que los planos de luz no colaboran con ellos poniéndoles trabas hasta que sueltan el aspecto mercantilista de su trabajo.
Hay también una máxima que reza: “lo similar atrae a lo similar “y siempre habrá personas que deban aprender de la experiencia del comercio espiritual ya que están vibrando en esa tonalidad y es así como encontramos médicos, abogados, educadores y hasta sacerdotes que solo ven el aspecto material en sus vidas... y otras personas se conectarán con la mística del sanador que es feliz colaborando en la creación de una sociedad menos materialista.
Hay quienes persiguen a los “comerciantes del espíritu” como en una verdadera cacería de brujas sin darse cuenta que en eso están interfiriendo el karma de esas personas y el suyo propio.
El planeta, el Universo, da cabida a todos y en ellos conviven desde las energías más elevadas a las más groseras y nosotros no somos quienes para hacer juicios sobre ello. Cada persona ha elegido aprender sus lecciones y si practicamos la tolerancia les ayudaremos a avanzar hacia la luz.
Es cierto que a veces nos molesta ver como algunos reducen el desarrollo espiritual a un mero negocio, pero les recuerdo lo que alguien dijo alguna vez: El que esté limpio de culpas que lance la primera piedra…”
Es cierto que a veces nos molesta ver como algunos reducen el desarrollo espiritual a un mero negocio, pero les recuerdo lo que alguien dijo alguna vez: El que esté limpio de culpas que lance la primera piedra…”
Me®
Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.
Hola, buenas tardes. Yo creo que cuando alguien ofrece un servicio, donde pone su tiempo, sinceridad y dedicación y en muchos casos preparación y conocimientos, está muy bien cobrar un honorario, cuando uno se dedica seriamente a una actividad, aunque sea para beneficiar a otros, invierte su tiempo y por ello deja de hacer otra actividad para sobrevivir. En India, los gurues son mantenidos por la comunidad, si bien no reciben un sueldo pasan perióricamente por las casas pidiendo, alimentos y otros elementos necesarios y la gente los recibe con respeto y no como chantas
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMiriam Yolanda, completamente de acuerdo contigo. Se puede pedir retribución por los servicios, pero de pronto se abusa y te lo estoy diciendo desde la vereda del conocimiento ya que lo he visto un millón de veces.
ResponderEliminarTrabajar como sanadora es una cosa y hacer un negocio de la sanación es otra... ¿Quién pone los límites? La conciencia... nada más...
Un abrazo.