viernes, 25 de febrero de 2011

Perder el tiempo...



Toda nuestra formación centrada en “ganar” hace que no incluyamos en nuestras vidas actividades que nos permitan ejercer la dulce tarea de “no hacer”… o perder el tiempo, que es lo que nos ha enseñado el sistema a llamar ese periodo en que no somos productivos…
Creemos “ganar” tiempo haciendo varias cosas a la vez y muchas veces todas a medias y con resultados desastrosos.

Esta adicción a ganar siempre, nos ha hecho íntimos amigos –aunque más bien parece enemigo- del apuro, y nos hemos vuelto expertos en ganar minutos de tiempo en la ruta de la casa al trabajo y de regreso… en las colas del supermercado, en el taco de la costanera… y hasta mientras nos duchamos…
Nos encontramos con los amigos en el almuerzo y entre bocados nos contamos algunas cosas, siempre a medias, sin profundizar nada y con tanta rapidez que a veces ni lo recordamos…

Ganar tiempo es como una peste endémica que se propaga por todo el planeta… Los exitosos no tienen tiempo para nada, los winner son gente muy ocupada, los millonarios hacen mil cosas en un día… Solo los perdedores disponen de tiempo… y yo pertenezco a este último grupo…

Los que entienden de astrología comprenden que para una Luna en Capricornio es muy difícil perder el tiempo, pero yendo contra mi naturaleza, me he vuelto un tanto adicta a esta práctica… porque para mi perder es ganar… y a veces también al revés…

Perdemos cuando vivimos desconectados del Universo a causa del apuro y de la agenda repleta… perdemos cuando dejamos de compartir con los afectos, porque ganar dinero es más importante… Perdemos tanto cuando dejamos de escuchar el dulce sonido de la naturaleza por estar atentos a los llamados del teléfono… Perdemos cuando se nos pasa el tiempo sin darnos cuenta y de pronto miramos y vemos que los hijos ya no usan pañales y van a la Universidad… Perdemos… y a pesar de ganar mucho dinero… como hemos perdido…

Ganamos cuando despertamos y descubrimos el verdadero sentido de la vida… Ganamos cuando nos adentramos en nosotros para conocernos y amarnos… Ganamos cuando abandonamos lugares, trabajos, donde el ambiente se ha vuelto tan tóxico porque ahí solo se emiten bajas energías, la gente no se ama… Ganamos cuando nos hacemos conscientes que “ganar” dinero no es la meta de los humanos… y seguimos ganando a medida que reconocemos el verdadero valor del tiempo… de las personas… de las cosas…
Si comprendes que todo juicio proviene de un estado vibratorio bajo, aceptas que desde el otro lado, quienes te enjuician, no pueden hacer otra cosa y no lo hacen por maldad sino porque creen hacerte un bien. La crítica dejará de  importarte y que digan de ti que estás muy loca, que pierdes el tiempo jugando con tus perros, que le hablas a las plantas, que le pides a las estrellas… y que esto, y que lo otro…

Tú ya tienes claro que perder es ganar… y yo no me quiero perder esto que tengo por ganar tiempo o dinero… Tampoco quiero ganar tanta riqueza y perderme la felicidad de mis canes cuando les lanzo la pelota… o la maravilla de ver crecer mis flores… o el éxtasis de tirarme en la hamaca para recibir la caricia del sol… 

Practica el no-hacer.
Esfuérzate por el no-esfuerzo.
Saborea lo que no tiene sabor.
Ensalza lo humilde.
Multiplica lo poco.
 Tao te King

Para todo mis queridos lectores un abrazo!

Me® 

martes, 22 de febrero de 2011

Bendiciones del Universo



Una de las señales que nos muestran claramente que “estamos en el camino” es ver como comenzamos a recibir bendiciones del Universo.

De pronto percibimos luminosidad en todo y aparece una belleza que antes permanecía oculta para nosotros en las cosas, en las personas, en las situaciones, en los lugares, en nosotros…

Las bendiciones son los regalos que el Universo nos manda en todo momento pero que nosotros no somos capaces de ver cuando estamos dormidos o separados del camino.
Cuando despertamos la luz se manifiesta en nosotros y en todo nuestro entorno. Comenzamos a comprender verdades que antes parecían vedadas para nosotros. Se nos abren los canales de la percepción a tal punto que podemos empezar a encontrar muy simpática a la señora que vende diarios en la esquina y que antes nos parecía un plomazo. Comenzamos a comprender el accionar de las personas y podemos justificar muchas acciones que antes nos parecían aberrantes… Abandonamos los juicios porque entendemos que todo obedece a fuerzas superiores que no siempre estamos en capacidad de ver y mucho menos entender.

Muchas veces sufrimos “inconvenientes” que antes nos parecían un flagelo y de pronto los tomamos como un regalo… Como quedar atrapados en una congestión de vehículos o el retraso de un paciente o la cancelación de una cita que nos permiten disponer de un tiempo con el que no contábamos y podemos cerrar los ojos y simplemente agradecer…

Todos los días caen sobre nosotros lluvias de bendiciones y muy pocos son capaces de verlas… a veces esas bendiciones son tomadas como un contratiempo y eso es porque el ego mantiene dormida la esencia y nos gobierna desde la mente diciéndonos que todo lo que no está planificado es una perdida de tiempo, cuando el realidad es al revés.

A veces esas bendiciones que nos llegan no tienen valor material alguno y en este mundo materialista que basa su felicidad en el poseer cosas, carecen de valor y las ignora completamente, perdiéndose de disfrutarlas.

Muchas bendiciones van escondidas en la sonrisa de los desconocidos en la calle. En un precioso can que se acerca y huele tus zapatos. En una dulce anciana que te busca conversación en la parada del autobús. En ese vecino que te ayuda a sacar la basura. En la llamada de un amigo del que no sabías hace años… En el abrazo de esa amiga del alma que no dice nada pero comprende todo con solo mirarte. En esos correos que recibes de gente que desconoces pero te impulsan a seguir en tu tarea de escribir en este blog…

Hay tantas bendiciones y están por todas partes. Tú eres merecedor de todas ellas así que desde ahora abre tu visión y encuéntralas porque son un paquete que si eres capaz de quitarle el envoltorio y descubrir el regalo que hay dentro, podrás elevarte en esta espiral sin fin que es el despertar, el crecimiento y la evolución.

Te deseo un día, una semana, un mes, un año y toda una vida repleta de Bendiciones del Universo…

Me® 

 Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

jueves, 17 de febrero de 2011

Avanzar...



A medida que avanzamos por la vida y nos convertimos en adultos vamos perdiendo toda esa frescura que teníamos de niños. Dejamos la inocencia olvidada en algún rincón del cuarto de juegos. Nuestro tiempo de divertirnos se fue con los amigos del colegio. Esa espontaneidad que tanto nos celebraban, ahora es motivo de reprimenda…

Poco a poco vamos ganando en miedos, ansiedad, estrés, egoísmo, neurosis, preocupación por la apariencia, represión, fingimiento y perdemos en pureza, honestidad, sonrisas, sencillez, alegría… “Es es el precio que debemos pagar por convertirnos en adultos” –nos dicen los mayores– y nos convencemos de que es así, aunque internamente sentimos que podría ser distinto.

Y así vamos retrocediendo mientras soñamos que avanzamos…

La idea de nuestra educación es que nos convirtamos en seres mecánicos, con respuestas aprendidas para cada cosa y poco a pocos abandonamos toda la frescura y naturalidad con la que llegamos a este planeta.

Decir lo que pienso?  Dificil…

Expresar esto que estoy sintiendo? Imposible…

Es así como nos vamos alejando de nuestra alma y perdemos el contacto con nuestro interior… Las respuestas están afuera: las dicen los padres, las autoridades, los famosos, los libros, la televisión… ¿Para qué pensar? Y así es como nos enseñan a avanzar…

Afortunadamente no todo está perdido porque siempre podemos hacer el viraje para retomar el camino del alma que es el que nos lleva a avanzar en realidad hacia delante y dejar de soñar que avanzamos y empezar a hacerlo en realidad. Podemos recuparar la inocencia que algún día perdimos y salir al encuentro de nuestro niño interior para tomarlos de la mano y pedirle que nos guie en el camino.

Podemos volver a reir a carcajadas mientras elevamos globos por los aires o saltar sobre el colchón de la cama, sin temor a reprimendas… podemos comer algodón de azúcar embadurnándonos la cara sin culpas… podemos volver a ser auténticos… y felices…

Ahora las energías invitan a reencontrarnos con ese ser que habita en nosotros y que está en constante comunicación con el alma… y como siempre es nuestra decisión aceptar la invitación o no.
¿Te atreves?

Quieres volver a la inocencia?

Lo que es yo ya estoy jugando todos los días como una nena con el word de mi computador, con pinceles y telas, con música y guitarra, con la voz y el canto… Yo juego porque me siento libre y, aunque para muchos estoy retrocediendo, tengo la certeza de que voy avanzando…

Me® 

 Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

martes, 15 de febrero de 2011

Conserva tu armonía…



A menudo nos encontramos con personas o situaciones que intentan sacarnos de nuestro equilibrio. No les demos ese poder. Nosotros somos los únicos dueños de nuestra energía y debemos cuidarla y honrarla.

Cuando alguien quiera robar tu paz con provocaciones verbales o agresividad, el camino más corto sería enganchar en su juego y responderle de la misma manera. Pero si caminas por la senda espiritual es porque no permites que sea el ego quien comande tus acciones y le das esa responsabilidad a la esencia… pues desde el espíritu debes comprender que la otra persona no te está atacando a ti sino que a sus propios demonios internos que proyecta en ti.

Mantenernos en armonía es siempre un trabajo de voluntad porque debemos poner conciencia en lograrlo. Se dice que el Cielo no es gratis porque para ganarlo hay que trabajar en ello. El Cielo es ese estado de conciencia donde nada de lo que sucede externamente puede alterarte porque comprendes que es ajeno a ti…
Conquistar ese Cielo es una tarea común entre todos los seres humanos… Hay quienes llegan a él rápidamente así como otros se desvían del camino muchas veces retrasando su llegada y deteniendo su crecimiento espiritual.

Muchos –la mayoría– se altera por lo que sucede afuera. Ya sea que llueva o haga calor o el jefe está de mal humor o los niños peleen todo el tiempo dentro de la casa, o la vecina le diga malas palabras,  hacen que de eso dependan sus estados de ánimo… Ellos están viviendo a través del ego y ese señor no deja pasar una: siempre está en competencia, porque necesita demostrar cosas; busca los caminos más cortos para sobresalir; siempre quiere más y más porque vive en el paradigma de la cantidad y no de la calidad, y su vida es una constante búsqueda de nuevas maneras de consumir esa ansiedad que le carcome y eso lo vuelve muy vulnerable y también muy frustrado.

El aprendizaje terreno se hace a través del alma y por eso ponemos toda la intención en vivir desde dentro y no desde lo externo… pero se hace difícil porque en todo momento somos bombardeados desde afuera para sacarnos de nuestro centro. Son las pruebas de este aprendizaje.

Conservar la armonía no es reprimir la ira, el enojo o la frustración, es simplemente no llegar a sintonizar con esas bajas vibraciones por el solo hecho de que tú vibras en tonalidades más altas y todo lo que provenga desde abajo no serás capaz de verlo o apreciarlo porque tu mirada está puesta en lo alto.
Quienes intentan sacarte de tu centro no comprenderán tu accionar. Dirán que estás loco, o buscarán otros medios para fastidiarte, pero tú no estarás en capacidad de enganchar con esas energías porque solo puedes atraer a tu vida lo que vibre en sintonía contigo… Recuerda que “lo similar atrae lo similar”… y si mantienes tu mente ocupada con pensamientos puros y tu corazón repleto de sentimientos de amor, compasión y alegría todo lo que sea ajeno a esas altas frecuencias no tendrá el poder de alcanzarte…

Es así de simple…

Para proteger tu armonía y tu paz interior solo tienes que mantenerte sintonizado con tu corazón… desde allí brotan los más hermosos sentimientos… si vives desde la mente (ego) será muy fácil para ti sintonizar con las bajas frecuencias de cualquier provocación…

Ante palabras o gestos de discordia tú respira muy hondo… desconéctate de esa frecuencia repitiendo “mi mundo interior está lleno de amor y paz y nada que venga del exterior puede alterarlo…” y tú sigue creciendo… avanzando e iluminando…

Recuerda que el camino espiritual se hace desde el interior y mientras lo andas no dejes de reír, cantar y jugar…

Me® 

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domingo, 13 de febrero de 2011

Aprendiendo a Amar





Amar significa reconocer la divinidad en el otro. Ser capaz de mirar a través de su apariencia humana y sentir que hay un YO SOY habitando dentro de esa persona.
Para poder ver la perfección en el otro tenemos que mirarlo con los ojos del alma, quitándole toda envestidura humana y solo ver lo que realmente es. Eso es mirar a los demás más allá de las apariencias del ego.

Al ego no se le puede amar, se le quiere, se le desea, pero el amor nace del alma y va hacia el alma, no puedes desear el alma de alguien y menos querer poseerla.

El amor es un sentimiento tan desconocido en este planeta ya que la mayoría lo confunde con el apego: Esa sensación de ser dueños de otro ser, ya sea la pareja, los padres, los hijos, el amigo, la mascota y hasta las cosas…

Amar es respetar los espacios de libertad del otro… es aceptar tal como es a un otro sin querer, ni mucho menos imponer, que haga cambios para ajustarse a tus requrimientos.

El AMOR -si, con mayúscula- no impone condiciones de ningún tipo… te deja ser… Te permite crecer hacia todas partes y respetará tu privacidad, tu mundo interior…

Amar es una necesidad no del cuerpo ni de la mente sino del alma que es capaz de percibir que el Universo entero fue creado de Amor, que cada soplido del viento, cada gota de lluvia, cada rayo de sol y casa partícula de polvo se han generado por amor y que si no amamos no podemos sentirnos humanos en plenitud…

Amor es eso que nos envía el sol con cada amanecer, con la tibieza de sus rayos, la brisa en cada sutil caricia, las olas con su eterna canción, la lluvia cuando nos limpia… ¿Qué piden a cambio?  Nada… simplemente se dan…

Amar no es cosa de canciones románticas como “No puedo vivir sin ti”, “Si me dejas me muero”, o “Eres la luz de mis ojos”… Si, te puede sonar bonito pero ajeno absolutamente al amor…

Querido amigo lector: después de leer esto, dime muy honestamente: ¿Amas realmente a quienes dices amar?

No te preocupes… todos estamos en lo mismo en la gran escuela llamada vida: Aprendiendo a Amar…

Me® 

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