sábado, 30 de agosto de 2008

La Hora del crepúsculo...



De niña fui seducida por los atardeceres porque mi abuela me decía que era la hora mágica, ya que el sol se retiraba a descansar, las flores y los árboles cerraban sus pétalos y porque los pájaros despedían la luz con su cantar… Era la hora del silencio…
Era una hora casi mística porque el cielo se teñía de tantos colores y mi abuela honraba ese instante sagrado mirando el cielo con sus ojos sabios y diciendo una oración que nunca pude entender que decía porque era como un susurro.
Después venía el dulce sueño y así quedaron grabados en mi alma esos momentos fantásticos que forman parte de mi historia infantil.

Cuando crecí me quedaba en la playa hasta que el sol se iba y luego retornaba a casa en esas noches veraniegas tan llenas de calor de hogar y de historias…

Sigo viviendo este romance con todos los crepúsculos que veo… sigue siendo mi hora mágica y es el momento en que pienso en mi abuela y con todo el corazón solo digo ¡Gracias! e intuyo que eso era lo que decía mi abue cuando caía hechizada por la hora del crepúsculo.


Me® 

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