domingo, 25 de mayo de 2014

Vértigo Mayero*


Comentaba en la última parte de mi nota Gran Batido Cósmico, que la vida nos ha pedido reunir todo el coraje del que somos capaces para esta etapa final del centrifugado ya que seríamos tan fuertemente agitados con el fin de soltar toda partícula ajena a nosotros… y la vida nos ha agitado tan intensamente que a mi, en lo personal, casi me fractura.

Todas las personas que conozco han sufrido pérdidas ya sea de trabajo, de relaciones y afectos y también por la partida de quienes aman. Estamos bajo la gran lupa del Universo que nos exige vibrar en tonalidades más altas y eso ha provocado la conmoción que vivimos por estos días…

Mayo ha sido el primer mes de la triada de meses maestros en este año de pruebas. Si el trabajo que realizas no está en resonancia con el Universo lo perderás, o si tu pareja ya no vibra en sintonía contigo uno de los dos se alejará y las personas que ya no sintonizan con tus ritmos también se irán quedando en el camino… Estamos todos renaciendo en este periodo y –aunque tenemos una idea muy romántica de ello– los nacimientos suelen ser dolorosos porque el bebé sufre aprendiendo a conectar con la tridimensionalidad… y quizás cuando naces hacia la otra dimensión también hay un proceso de sufrimiento desapegándote de todo lo que te mantenía unido a la Tierra…

En la mitad del mes tuve mi gran prueba de desapego debiendo dejar partir a uno de los afectos más puros que la vida me regaló: Mi hermano menor… a los pocos días, desde Colombia, las hijas de una querida amiga me avisan que Sara se alejó dulcemente de este mundo mientras dormía… a la mañana siguiente, mientras era contenida por mi amiga Sol en mis desahogos de duelo, ella recibe una llamada avisándole que su amiga de infancia y también madre de los amigos de sus hijos, ha fallecido inesperadamente… y en esa misma semana parte el esposo de una prima… y así… La vida se está valiendo de la separación de los afectos para remecernos, para sacarnos de nuestro sitio de confort, para despertarnos… para crear conciencia.

La intensidad abrileña era solo el preámbulo de lo que venía… Había que ponerse al ritmo de toda esta actividad emocional y si antes podíamos expresarnos desde la teoría, ahora lo hacemos desde la experiencia.

Muchos no quieren moverse de sus espacios de comodidad porque creen que así se mantendrán a salvo… pero de las pruebas de estos meses maestros nadie escapa y donde sea que nos pille nos harán vivir la vertiginosa experiencia de despertar. Porque nadie despierta envuelto en suaves y delicadas sabanas de seda mientras oye dulces canciones… Despertamos remecidos por los tonos violentos y vibrantes del despertador. Y cuando se trata de despertar las conciencias dormidas somos remecidos por los fuertes acontecimientos de la vida. No despertamos en medio de la rutina sino que sucesos inesperados nos dejan ubicados en el lado opuesto de donde estábamos.

Mi recomendación es practicar en lo nuevo. Salirse de lo cotidiano y repetitivo. Frecuentar nuevos lugares, conocer personas, realizar cosas que siempre hemos soñado y nunca nos atrevemos. Despertarnos cada día listos para vivir una aventura, porque en realidad es eso la vida… y lo más importante: desapegarnos de esa idea que la mayoría tenemos de que la vida es estable, segura y predecible… porque la realidad nos revela a cada instante que eso es tan solo una ilusión. La vida es una odisea y enfrentarla así nos prepara para crecer.

Y pronto, cuando llegue junio, sentiremos que la vivido no era nada… pero mientras queda seguir resistiendo este vértigo mayero.

* mayero: relativo al mes de mayo.

Me® 

 Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

domingo, 18 de mayo de 2014

¡Como Duele Crecer!


El pasado jueves 15 nos preparábamos para celebrar los 88 años de mi padre y mi hermano, que se estaba sintiendo mal desde el día anterior, de pronto perdió el conocimiento y tuvimos que salir corriendo a la clínica. Entró muerto. Ya iba muerto desde casa y los 20 minutos que tardamos en llegar fueron cruciales para el desenlace de esta historia.
Tenía una hernia intestinal que explotó el día anterior mientras él hacia fuerzas trasladando unos materiales para remodelar su casa, porque a fin de año se casaba con su novia de hace 13 años. El desconocía que tenía esa hernia y cuando empezó a sentirse mal lo atribuyó a las ulceras que constantemente le molestaban, pero la hernia reventó y repartió sus ácidos por todo el organismo, provocándole el paro cardiaco de esa mañana.
Tras largas horas de espera con él conectado a un millón de máquinas, finalmente el médico nos reunió para contarnos que tenía un 1% de posibilidades sobrevida y las probabilidades de vida útil de ese porcentaje eran nulas. Fue un shock para todos, especialmente para mi padre que cayó de rodillas suplicándole a Dios que se lo llevara a él y no a su “chiquitito” que recién en enero había cumplido los 40 años. Por ser el menor le decían chiquitito, pero superó el metro ochenta.

No pude resistir tanta pena contenida por todas esas horas y salí a caminar por la calle, con el sol picándome en el rostro bañado en lágrimas mientras solo era capaz de oír el ruidos de las hojas secas rompiéndose a mi paso… rogaba al cielo que lloviera a cantaros para que la gente dejara de parar a preguntarme que me pasaba al tiempo que yo lo único que podía hacer era repetir como un mantra: lo siento, perdón, gracias, te amo.
Lo siento por no haber previsto que el tránsito de Plutón te afectaría tanto.
Perdón por las veces que me faltó tolerancia con tus creencias religiosas…
Gracias por los años que me regalaste y los bellos recuerdos que me dejas…
Y te amo porque eres una parte de mi y siempre lo serás…

Creí que de dolores ya sabía suficiente pero esto duele como una punzada quemante. Como si te arrancaran el corazón, un lugar donde él siempre tuvo un sitio de privilegio, a pesar de que discutíamos bastante porque él era casi un fanático religioso y yo una “pagana loca”. Siendo 3 veces Capricornio (Sol, Luna y Ascendente) nada sabía de flexibilidad y teniendo la Luna en el mismo grado que yo: 28º de Capricornio… éramos sintonía total… El llegó cuando yo tenía 5 años a alegrarnos la vida a todos con sus chistes, sus payasadas y su sonrisa. Me encantaba que lo pusieran en mi cama siendo un bebé tan sonrosado y sonriente para quedarse dormido masajeando mi oreja. Su Venus y Marte en Acuario le permitieron expresar la originalidad de su ser. Siempre fuimos los más afines de los hermanos y éramos compinches. En su adolescencia, cuando hacía sus fiestas en casa me iba a buscar a mi para que bailáramos, soportando las burlas de sus amigos por bailar con la hermana.

Y me pregunto ¿Qué voy a hacer cuando mire esos muros que construiste en casa? ¿Qué pasará cuando recorra el jardín que diseñaste? ¿Voy a poder escuchar a Sting alguna vez sin imaginarte con la guitarra imitándolo? ¿Podré almorzar los domingos frente a tu puesto vacío? ¿Voy a poder preparar lasaña sin pensar en que la disfrutarás como Garfield? ¿Qué voy a hacer cuando vea a tu hijo que es tu vivo retrato de cuando tenías 20 años? ¿Y cómo volveremos a celebrar los cumpleaños del papá en el mismo día que te fuiste? Y esas bromas y pesadeces que siempre me decías y me cargaban, ahora daría cualquier cosa por volver a escucharlas…

Lo se… todo obedece a fines superiores que ahora no alcanzo a comprender y espero algún día poder hacerlo
Lo se… todo es perfecto… era parte del contrato. Lo pactamos antes de venir a este planeta donde decidiste que serías mi maestro del dolor y yo tu más leal discípula.
Lo se… esto es para mi mayor crecimiento y de todos quienes lo estamos viviendo… ¡Pero como duele crecer!

Tú eras el único que comprendía mi amor por el arte y recuerdo como babeabas contándome que tu hijo entró a la U a estudiar Artes Visuales y siempre me impulsaste a aprender más y más sobre música, pintura y escritura…  y hoy he decidido, en honor a ti y a nuestro nodo compartido en casa 5, dejar todo lo que me separe de la creación, es el único homenaje que puedo ofrecerte.

Hasta siempre Sebastián… tú no has muerto… vivirás en mi corazón por el resto de mi vida…

En Amor y mucha más conciencia.

Me® 

 Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

lunes, 12 de mayo de 2014

Di NO Terapia


Si en algo puedo considerarme buena y que casi he desarrollado una maestría es en el arte de decir No.

Nadie me enseñó a decir NO, tampoco tuve que aprenderlo. Simplemente he fluido desde el corazón desde niña y si algo no me gusta lo digo y si no quiero hacer algo no hay fuerza que pueda obligarme… fue así que cuando tenía 2 años y mis padres se fueron a vivir lejos, yo me colgué del cuello de mi abuela y les dije a mis progenitores “Quiero estar con mi Abue”… ellos lo comprendieron y se aliviaron…

Nunca he podido entender  porque la gente es incapaz de decir que NO aún en las cosas más simples. De pronto los invitan a lugares, y aún sabiendo que no irán dicen que si para después llamar el mismo día de la invitación inventándose una jaqueca o un principio de resfrío… Otras veces les piden un favor y se comprometen a hacerlo para luego hacerse los olvidados…

Dicen que las reglas de buenas costumbres y urbanidad son las culpables… y puede ser… pero yo también leí el Manual de Carreño y varias veces (las monjitas del cole me obligaban a leerlo cuando me enviaban castigada por alguna de mis “irreverencias”) y creo que sin faltar a la caridad, al pudor o a la educación uno puede decir que NO en todas las circunstancias…

Decir que NO cuando no quieres hacer algo es hacerte justicia y amarte. No existe nada más desagradable que sentirte forzado a hacer algo y no imagino cuanta energía debes usar en ello. En cambio cuando fluyes desde el alma, no debes gastar tu energía sino que por el contrario, recibes mucha más como regalo.

Propongo en estos días practicar la di NO terapia para aligerarnos y no quedar presos de energías ajenas como sucede cada vez que te fuerzas a ir contra el fluir natural de tu chi…

Si no vas a hacer algo dilo. Si no quieres ir a algún lugar, no vayas. Si no estarás presente en tal o cual evento hazlo saber sinceramente para que los demás no cuenten contigo. A veces nos comprometemos y al fallar perjudicamos a otras personas pudiendo evitarlo con un no dicho a tiempo.

¿Por qué cuesta decir que no? Simplemente porque no quieres desagradar a otro, pero si miras la situación terminarás desagradándolo igual, solo que quedarás como un/a mentiroso/a… Piénsalo.

¿Por qué tendrías que estar obligado a hacer lo que hacen los demás? Si todos van a fiestas y a ti no te gustan eso no te convierte en mala persona, simplemente te hace diferente y eso es muy valorado en estos tiempos. Si no disfrutas de las multitudes y no quieres asistir al recital al que te han invitado, expresa agradecimiento por la invitación y comenta que las muchedumbres te ponen mal ¿Es eso tan terrible?
Y si evitas estar cerca de algunas personas, estás en tu derecho. Nadie puede obligarte a alterar tus vibraciones ajustándolas a otras –que generalmente son más bajas– por estar cerca de gente con la que no tienes nada en común. Se íntegro, algo que el Universo sabe recompensar muy bien.

Decir que NO te hace libre.

Date el gusto de ser tu mismo. Hazte el regalo de la honestidad que es la energía que nos regala este tiempo. Pasa la gran prueba dosmilcatorceana expresando tu verdadero sentir y aprende a decir que no sin culpas. Después de un tiempo te darás cuenta de lo saludable que puede llegar a ser practicar la di No terapia

En Amor y Conciencia.

Me® 

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