jueves, 21 de junio de 2007

Los Cuatro Elementos 




Sé tierra, dijo el Maestro. La tierra recibe las deyecciones de hombres y animales y esto no le molesta. Muy al contrario, transforma las impurezas en abono y fertiliza el campo. 



Sé agua, dijo el Maestro. El agua se limpia a sí misma y limpia todo aquello que toca. Sé agua en torrente. 



Sé fuego, dijo el Maestro. El fuego hace que la madera se transforme en luz y calor. Sé el fuego que quema y purifica. 



Sé viento, dijo el Maestro. El viento esparce las simientes sobre la tierra, hace que el fuego arda con más vigor y empuja las nubes para que el agua caiga sobre todos los hombres. 



Si tienes la paciencia de la tierra, la pureza del agua, la fuerza del fuego y la justicia del viento, entonces eres libre. 



"No es el martillo el que horada la piedra, sino el agua con su danza y su canción" 


R. Tagore

lunes, 18 de junio de 2007

Fiel a la esencia


Hace cerca de miles de años atrás, un Maestro anciano y cubierto de honores, estaba muriendo. Sus discípulos le preguntaron: ¿Maestro, usted está con miedo de morir?"
"Si lo estoy ", respondió él. "Estoy con miedo de encontrarme con el Creador".
-¿Pero como Maestro? dice un discípulo... "Usted tiene una vida ejemplar, así como Moisés, nos quitó de la oscuridad de la ignorancia! - "Usted hace juicios tan justos como Salomón" dijo otro discípulo.
El Maestro respondió: "Cuando yo me encuentre con Dios, él no me va a preguntar si yo fui Moisés o si yo fui Salomón. El apenas me va a preguntar si yo fui yo mismo y ese es mi gran temor..." 

Tomado de la red

Me®

martes, 12 de junio de 2007

Apegos...




Apego significa aferrarse a algo, deseando que nunca deje de ser como es. Pero eso es pedir lo imposible. El joven quiere permanecer joven para siempre, pero eso es imposible; más tarde o más temprano tiene que envejecer. Pero la vejez, más que proporcionar alegría, comporta sufrimiento, cuando, por el contrario, debería ser la culminación misma de la vida. Debería ser la cumbre más alta, coronada de nieve, pero es un agujero negro.
Es un agujero negro porque nos hemos aferrado a la juventud. Nos aferramos al cuerpo, pero llegará un día en que el cuerpo desaparecerá. Habítalo, ámalo, respétalo y cuídalo, pero no te apegues a él. Recuerda que es una posada: un alojamiento para una noche; pero hay que partir por la mañana.
Y lo mismo ocurre con todo. Te enamoras de una persona, te apegas a ella y acto seguido empieza el sufrimiento. Te vuelves posesivo, pues temes que se enamore de otra persona. Empiezas a ponerle trabas, a obstruir su libertad y a reducirla a un objeto. Todo el amor y el respeto empiezan a desvanecerse y dejan paso a un enfrentamiento continuo entre dos egos. Tú quieres poseerla a él y él quiere poseerte a ti. ¿Cómo puede haber amor en esa guerra constante? El apego destruye el amor; es veneno para el amor.
Ama profundamente, intensamente, pero no mezcles la posesión ni los celos. A buen seguro que aparecerán, si te apegas.
El mayor arte que hay que aprender en la vida es a flotar sin apegos; a pasar por la vida sin resultar afectado por nada. Las cosas vienen y van, pero tú permaneces absorto en tu yo: concentrado y sereno.


Osho, El ABC de la iluminación

jueves, 7 de junio de 2007

Desapego...



El desapego implica – ”vivir el momento presente” – vivir en el aquí y en el ahora -. Permitimos que en la vida las cosas se den por sí solas en lugar de forzarlas y tratar de controlarlas. Renunciamos a los remordimientos por el pasado y a los miedos por el futuro. Sacamos el mayor provecho a cada día.
El desapego nos da la libertad de disfrutar de las relaciones o de las cosas que poseemos en la vida.
El desapego también implica aceptar la realidad, los hechos. Requiere fe en nosotros mismos, en Dios, en otras personas, en el orden natural y en el destino de las cosas en este mundo.
Desapegarse a las cosas o relaciones no se trata de ser frío o desinteresado o señal de desamor, más bien es no tener miedo a perder sea lo que sea a lo que estamos apegados. Las recompensas que el desapego nos brinda son muchas: serenidad, una profunda sensación de paz interior, la capacidad de dar y recibir amor de una manera que nos enaltece y nos llena de energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a nuestros problemas.
Encontramos la libertad para vivir nuestra propia vida sin sentimientos excesivos de culpa o responsabilidad hacia los demás. En ocasiones el desapego llega a motivar y a liberar a la gente que se encuentra a nuestro alrededor para empezar a solucionar sus problemas.
Amar libremente a tu pareja promueve la entrega de afecto sin opresión. El desapego es sostener nuestra libertad, permitiendo, también, ser libres a quienes amamos. El desapego no es abandono, por el contrario, es un acto de amor incondicional. Quien ama verdaderamente, deja libre al otro.
El desapego se basa en las premisas de que cada persona es responsable de sí misma, en que no podemos resolver problemas que no nos corresponde solucionar, y que preocuparnos no nos sirve de nada. Adoptamos una política de no meter las manos en las responsabilidades de otras personas y en vez de ello, de atender a las nuestras.
El desapego a las cosas materiales nos permite disfrutarlas y atraerlas más a nuestras vidas. El desapego no significa abandonar todo, no trabajar más o no desear nada material, no, desapego significa no DEPENDER de nada de lo que poseemos o de ninguna persona con la cual tengamos un vínculo afectivo. Es lograr la autonomía, de ser felices aun sino poseemos o encontramos alguna cosa o una persona en específico. Muchas veces nos centramos y vemos las cosas solo con la mirada calculadora y nos fijamos en las posesiones materiales o personales que tenemos, esto es apego a las cosas materiales. Vivir de esta forma es vivir esclavizado, es vivir con temor.
Aprender en la vida el desapego nos permitirá trascender hacia un plano espiritual más elevado. No es algo fácil y dependerá de cada persona el lograr desatarse y cortar esos lazos que no le permiten crecer.
“Esta ley dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella” Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado.
Es grande el poder que se deriva de esto. Tan pronto como renunciamos al interés por el resultado, combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos.
“Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo”.


 Deepak Chopra

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